el club de los insomnes

Escrito por Pável, 9:05 PM

22 de Noviembre 2003

Señor, me debe 50 millones de dólares

(Cierto día del año 1994)

-Buenas tardes señor.
-Buenas.
-Le vengo a vender una bonita idea.
-A ver.
-Sé que últimamente ustedes sufren por el zapping. Pero traigo una solución magnífica. En los espacios en negro que hay entre comercial y comercial, ponemos una imagen, la cual tiene que ser reconocida por sus teleespectadores para ganarse un bonito premio.
- Me gusta, me gusta. ¿Trajo un video?
-Sip. Antes de enseñárselo necesito que me firme una constancia de confidencialidad; ya sabe, formalismos que me pide aquí mi abogado.
-Claro, claro. (firma)

- Ahora sí. Si me permite ponerlo.
-Adelante.

(Corre el video)

-¿Y bien?
-Muy interesante. Lo platicaré con mis jefes y nos comunicaremos con usted.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

(Días más tarde)
-Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigggg
-¿Bueno?
-Buenos días; hablamos de… (cierta televisora que envía comandos armados a tomar instalaciones en cerros) ; es acerca de la idea que nos presentó la semana pasada.
-¿Sí? Dígame, ¿Están interesados?
-Sí, mucho. Nos agradó su propuesta. Pero lamentablemente en estos momentos estamos por lanzar otra promoción, quizá más adelante. Nos gustaría estar en contacto con usted.
-Lamento que en estos momentos no puedan decidirse. La idea ha tenido éxito en otros países; yo compré los derechos para México, y estoy seguro que sería un trancazo ahora que se viene el Mundial.
-Sí, lo sabemos. Pero en estos momentos ya estamos adelantados con otro proyecto.
-Bueno, usted comprenderá que tengo qué comer. Me temo que no podría esperarle.
-Sí, claro. No hay problema. Sólo una última pregunta, ¿Ya le presentó esto a… (cierta televisora que se dedica a fabricar estrellas)
-No. Pero son los siguientes.
-Tengo cuidado. Ellos suelen robar ideas. Son unos gángsters.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

-Buenas tardes señor.
-Buenas.
-Le vengo a vender una bonita idea.
-A ver.
-Sé que últimamente ustedes sufren por el zapping. Pero traigo una solución magnífica. En los espacios en negro que hay entre comercial y comercial, ponemos una imagen, la cual tiene que ser reconocida por sus teleespectadores para ganarse un bonito premio.
- ¿Trajo un video?
-Sí. Antes de enseñárselo necesito que me firme una constancia de confidencialidad; ya sabe, formalismos que me pide aquí mi abogado.
-(Aventando el papel) Yo no lo firmo ni madres. Si quiere ponga el video, si no, no me haga perder el tiempo.
- Bueno; pero no tiene que ponerse así. Le enseño el video.
-Adelante.

(Corre el video)

-¿Y bien?
-Interesante. Nos comunicaremos con usted en un par de días.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pasa un par de días. Una semana. Un mes. La notificación nunca llega; hasta que, al comenzar las transmisiones del Mundial de Futbol, nos damos cuenta que la idea está siendo utilizada por la televisora que se dedica a fabricar estrellas.

Plagio.

Juicio.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

(En las instalaciones de cierta televisora que fabrica estrellas)

-Señor, nos acaban de demandar.
-¿Quién?
-El tipo al que le robamos la idea de “Un golpe de vista”
-No logrará nada. No le firmamos nada en aquella junta.
-Parece que antes de la junta, él tuvo una reunión con alguien del personal… y ese alguien sí le firmó el papelito…
-¿¡¡QUÉ!!? ¿¡¡Pero quién fue el IMBÉCIL!!?
-Raulito
.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

(Estatus actual: La fábrica de estrellas pierde el juicio en todas las instancias)

-Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiggg.
-¿Sí?
-Señor, me debe 50 millones de dólares…

Escrito por Lic Osorio, 7:11 PM

21 de Noviembre 2003

Un día

Otra vez sostengo
mi taza de café frente a ti
sonriendo espero
que des el primer paso
o la primera palabra.

Parece que observo tu rostro;
en realidad el vapor que emana de la taza
es el que me entretiene.

Escogimos no fumadores
y sigo consciente
de tus sensibilidades

Hoy no he comprado
ni vendido nada
y sin embargo
mis monedas se deprecian
el dinero se enfría en las bóvedas bancarias.

Si me lo dices o no
puede que no haya venido a escucharte
ni a verte

Hay días buenos y malos
y días como éstos
en que nuestras sombras dicen más
que nuestras graciosas sonrisas petrificadas

Y cuando termina por asaltarme
esa horrible idea
de que el mundo revienta mañana
y no tiene caso
seguir a la espera de que lo digas
miro hacia arriba
al espejo
a través del ventanal
la calle
los autos
la gente caminando
sus rostros inmutables
el tuyo propio inerte
y entonces creo
que después de todo
puedo estar equivocado
que puede haber un día más

Y espero.

Escrito por Pável, 1:51 AM

18 de Noviembre 2003

Engaños

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El siguiente relato forma parte de una historia encadenada, cuyo objetivo primordial es mantener encendidos los respiradores artificiales del planeta.

Éste es el capítulo que sigue.
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-Es extraño- musitó el Dr. Doré, encendiendo un cigarrillo y mirando por la ventana.
-¿Qué dices?- preguntó su colega, el Dr. Trova, situado detrás de él.
-Esta afectación de Roman. Sus delirios, su comportamiento.
-No veo nada de extraño. Tú te empeñas en evitar el diagnóstico; para mí está más que claro.
-No cumple con muchos síntomas de tu diagnóstico. Para todo caso es atípico.
-Eso piensas porque te la pasas buscando enfermedades nuevas, exóticas. ¿No podrías ser un poco más práctico?

Doré calló. De nada serviría razonar con su colega. ¿Por qué negarse a admitir el surgimiento de nuevos trastornos psíquicos? El mundo y la tecnología cambiaban de manera violenta, y era lógico suponer que las tradicionales enfermedades mentales mutaran, presentaran nuevas variantes, extrañas deformaciones; que escapasen a la ortodoxia.

-Me llaman la atención los momentos de lucidez que tiene. Y sabe algo que no sé de dónde lo habrá tomado. Por ejemplo, él está convencido de tener una enfermedad de la sangre… que es como una especie de maldición hereditaria.
-Delirio bastante común y nada espectacular- apuntó el Dr. Trova minimizando.
-No me has escuchado. Él tiene algo extraño en la sangre. El análisis que le hicimos unas horas antes de su fuga mostró un nivel inusual de actividad en sus plaquetas. Pero, ¿Cómo lo supo?
-Su enfermera se lo habrá dicho.
-Imposible. Los análisis los acabo de terminar hace unos minutos.

El Dr. Trova desvió la mirada. Y el tema:

-Pero ¿cómo coños se ha salido DOS VECES del hospital?
-La primera vez regresó, y su regreso fue para mí sorprendente, por el avanzado estado de confusión en en cual se encontraba...¿cómo encontró el camino de regreso?

El Dr. Trova buscaba responsables:

-Insisto. Alguien le está ayudando a salirse...
-¿Qué insinúas? ¿Laura, su enfermera?

Trova se puso irónico:

-A menos que tú pienses que puede cambiar de forma y salir por el resquicio de la puerta, no encuentro otra explicación... ¿De qué te ríes?
-De nada. Roman mencionó alguna vez que su tío podía cambiar de forma, aparecer y desaparecer a voluntad para perseguirle y recordarle su enfermedad… o la maldición como él le llama.
-¿Su tío el inexistente?
-Ése.
-Además, sólo regresó una vez. Ahora sí creo que se ha largado en definitiva.
-Se ha ido dos veces y ha regresado dos veces- afirmó Doré sin apartar la vista de la ventana.
-¿Cómo que dos?
-Lo estoy viendo venir.

El Dr. Trova se asomó también. A medio kilómetro, la figura vacilante de Roman se acercaba. Doré giró instrucciones:

-Hay que avisarle a las enfermeras para que no lo asusten y le dejen pasar. ¡Ah! Y avísale a doña Lucía, para que deje abierta la puerta de la biblioteca.
-¿La biblioteca?
-La primera vez que regresó entró por la biblioteca del hospital. Casi puedo jurar que hará lo mismo ahora… ¡Mira! ¿Ves? Ha dado la vuelta. Va a entrar por la biblioteca, ¡Avisa, pronto!
-¿Y tú?
-Iré a hablar con él.

. . . . .

La puerta siempre está abierta. La empujo suavemente y ya sé qué es lo primero que veré: Los anaqueles con libros. Camino con los ojos cerrados, conozco el lugar. En una de las sillas me derrumbo. Sé que no quiero decirle a Laura, porque ni yo mismo me lo creo. Pero negarlo no sirve. Me estoy convirtiendo en otra cosa. Escucho pasos. Levanto la vista y veo nuevamente a mi tío, vestido con una bata blanca, aproximarse hacia mí, con una sonrisa socarrona.

-Te estás divirtiendo, ¿verdad chaval?

Lo miro con rabia. Comprendo que de alguna manera, lo que me pasa se relaciona directamente con él.

-No te culpes chaval. Si te sirve de consuelo, y quieres descargar tu furia en alguien, yo asumo la culpa. No creo que lo tuyo sea hereditario, porque yo… yo te contagié intencionalmente. Eras muy pequeño como para recordarlo, pero fue en una de tus visitas. Tenía que hacerlo; era mi única manera de escapar, desaparecer. Pero todo esto ya lo sabes, y como te dije antes no quieres reconocerlo…

Mi tío se levanta. La blancura de su bata de repente se me hace insoportable, me ciega; vuelvo a cerrar los ojos y lo escucho: "En fin. Que tú también has decidido cortar las cuerdas y caer”

Me siento tan aturdido que el enojo se va diluyendo. Intento pensar con claridad. Cuando me doy cuenta, mi tío se está alejando, aproximándose a la puerta. Alcanzo a escucharle:

-Me gustaría decirte que no volveremos a vernos, pero me temo que no será así.

Sale y cierra. De la puerta cae una cruz de marfil, que al contacto con el piso comienza a girar. Al detenerse, señala uno de los anaqueles, y entonces recuerdo a qué vine a la biblioteca. Me levanto y me aproximo al anaquel…

. . . . .

El Dr. Doré salió de la biblioteca. Afuera lo esperaba Trova:

-¿Qué sucedió?
-Sigue muy confundido, y parece herido. Envíe a una enfermera a inyectarlo, y que lo lleven a su habitación para curarle.
-Correcto.
-Pero no mandes a Laura. Dile que quiero hablar con ella.

. . . . .

Mis manos ansiosas recorren los libros; busco uno en específico, pero no recuerdo su colocación exacta. Entonces recuerdo el carnet, lo volteo y observo que tiene escrita una clave. Me guío por ella y encuentro el libro.

El Libro.

Una sensación de angustia vuelve a invadirme; comprendo que de nuevo puedo quedar encerrado… pero no, rayos, el que estaba encerrado era mi tío, ¿O yo? ¿Qué me pasa? ¿Por qué todo se confunde? ¿Por qué siento que sé la respuesta, pero no quiero reconocerla por terrible?

Busco la claridad de una ventana. Me acerco a la luz que entra a través de los barrotes, abro el libro al azar. Ocupando toda una página, una ilustración sobrecogedora me intimida. Es un paisaje extraño. Levanto la vista hacia la ventana y los barrotes ya no están. Y afuera, frente a mí, se encuentra exactamente el mismo paisaje de la ilustración.

Escucho pasos acercándose; vuelvo a mirar el libro y el grabado ha desaparecido. La puerta se abre tras de mí. Puedo dejar que me sometan y terminar con todo de una vez... o arrojarme por la ventana, a ese paisaje incierto y oscuro: El bosque.

Escrito por Nôd, 8:03 PM

17 de Noviembre 2003

Dormir tranquilo

He conciliado el sueño, después de varios días de no poder hacerlo. De repente tu voz me despierta. Tardo unos segundos en recordar que no estoy en mi departamento sino en el tuyo. Tardo unos segundos en darme cuenta que no estás en la cama, sino en la sala. Tardo unos minutos en percatarme que hablas con alguien por teléfono. “¿Es que no se puede dormir tranquilo en esta ciudad?” pienso mientras miro al techo. Luego detecto que el tono de tu voz no es el habitual.

Parece que hay un poco de emoción en tus palabras. Estarás discutiendo con alguno de tus amantes. Con otro de tus amantes. Agarro la almohada que está a mi lado y me cubro la cabeza. “¡Oh, no! No quiero enterarme de esto” me digo. Comienzo a contar ovejas, a recitar poemas de Gutiérrez Nájera, de Rabidranath Tagore, a repasar la tabla del nueve… en ese momento no se me ocurre ponerme la antena hermenéutica. No estoy de humor. ¿Por qué? No sé. Tal vez sea el insomnio que me ha perseguido en los últimos meses el que me ha vuelto un ser extraño.

Sigues hablando. Sigo con la cabeza cubierta. Luego recapacito acerca de mi insensibilidad. ¿No necesitarás algo en ese momento? Podría jurar que estás a punto de llorar. Entonces decido levantarme e ir a preguntártelo, pero me detiene la señora Prudencia (una mujer obesa, bigotuda y con rulos que se aparece obstruyendo la puerta). “¿A dónde crees que vas?” me dice doña Prude. “A ver si se le ofrece algo a mi amiga” respondo, “y de paso ver si puedo servirme un vaso de leche”. “Ni se te ocurra muchachito. Si algo se le ofreciera, ¿no crees que te lo pediría?” Medito un poco. “No necesariamente. A veces es difícil para alguien pedir las cosas.” Doña Prudencia frunce el ceño juntando sus pobladas cejas. “¿Recuerdas la conversación de ayer en el café? ¿No te dijo allí que le gustaría volver a dormir abrazada contigo?”

Comprendo el punto de la señora: Si tú necesitas algo me lo dirás. No sé cómo puedo ceder ante una lógica tan barata. Supongo que el sueño me está venciendo. “Sí, tiene razón Doña Prudencia; además, parece que está arreglando un asunto en este momento. Así que buenas noches y LARGO DE AQU͔

Escrito por Pável, 8:43 PM

16 de Noviembre 2003

Retoques

Un 17 de noviembre, miembros de una organización terrorista dispararon contra 70 turistas en el Valle de los Reyes en Luxor. Al menos 60 de los atacados murieron.

Las cadenas televisivas llegaron tarde al sitio del atentado. No pudieron realizar tomas de heridos, muertos, ambulancias... Sin embargo, en las noticias de la noche, los telespectadores pudieron presenciar un enorme charco de sangre en las escaleras del templo donde tuvo lugar el atentado.

En realidad, se trataba de un charco de agua que fue coloreado digitalmente para dramatizar la imagen y satisfacer nuestros anhelos de sangre.

Escrito por Nôd, 2:46 AM

15 de Noviembre 2003

Registro onírico 347

En un sueño reciente descubría que una chica que me gusta mucho era un extraterrestre. Supongo que no lo descubría de la mejor manera: Estaba a punto de hacerle sexo oral cuando me daba cuenta que su vagina tenía formas improbablemente humanas. Entonces ella me decía “¿Ves por qué no puedo estar contigo?” Y yo todavía contestaba: “No. No veo por qué”. Y procedía.

Digo, no todas las vaginas tienen que ser iguales o estándar. Y lo que decía en el sueño lo decía sinceramente. Aunque ella fuese un extraterrestre, esto no era razón suficiente para rechazarme. Era su pretexto.

Escrito por Pável, 4:57 AM

14 de Noviembre 2003

Hay mala onda en el Carrillo Gil

Una persona con sobrepeso bailando desnuda a ritmo de pop; un asalto violento y premeditado para su filmación; personas que beben ron como parte de un concurso hasta dar con su humanidad en piso...

Estas son algunos videos "mala onda", parte de la más reciente instalación en el Museo de Arte Contemporáneo Carrillo Gil.

Si tiene el estómago delicado, no siga leyendo.

La exposición de videos "Mala Onda" pretende enfrentar al espectador a una violencia gratuita, para que saque sus propias conclusiones acerca de la justificación del acto como "expresión artística". Así, quien se atreva a entrar a la sala de proyección puede presenciar desde una ejecución real hasta un tipo que se masturba al grado de lastimarse el pene. Lindo.
Cabe aclarar que el curador no es nada complaciente respecto a la exposición, como uno puede darse cuenta si se toma la molestia de leer los folletos a propósito de la muestra, disponibles en el interior del propio museo.

La sorpresa agradable para mí en esta visita fue el descubrimiento de Olaf Breuning, un artista suizo con gustos locos y vikingos. Este tipo se dedica a divertirse como enano produciendo videos donde se pitorrea de los clichés que producen la cultura popular y los medios. Si un cliché es de por sí algo percibido como falso y de dudoso gusto, Breuning le añade una pizca de ironía para convertir en sonrisa la incipiente mueca del espectador.

Dos ejemplos: En un supuesto video con música "heavy metal (?)" vemos a unos tipos greñudos muy, pero muy malos, zarandeando con bestial frenesí... una carreola. Creo que Don Isaac disfrutaría mucho con este corto.

Otro: Breuning y sus amiguitos nórdicos salen a divertirse. Conducen por la carretera y encuentran paseando por el campo a un granjero joven. Olaf y amiguetes se bajan del auto, interceptan al tipo y le infringen una humillación indescriptible: Le desnudan y le hacen correr a través de la campiña, con una máscara de E.T. cubriéndole la cabeza. Me partí de la risa con éste.

En fin, que para más referencias, Breuning confiesa tener influencia de gente como John Carpenter y John Waters. Creo que eso dice mucho de su sentido del humor.

Si usted quiere más Breuning, clic sobre la foto.

Escrito por Pável, 12:20 AM

13 de Noviembre 2003

Escuela Primaria “Mario Aburto Martínez”

Hace unos días tuve una cita en la ciudad de Morelia, con Mónica. Ella participaba como competidora en el Festival Internacional de Cine de Morelia y viajaba en avión desde Mérida. Yo la alcanzaría en autobús.

Aconteció que en la terminal de autobuses de Observatorio en la ciudad de México me equivoqué de transporte.

La pifia no fue del todo mía. Había quedado con Moni verla en el aeropuerto de Morelia a determinada hora, y apenas estaba saliendo a tiempo de la ciudad de México. Con la prisa no me detuve a leer el destino del transporte; pero al abordarlo le pregunté a la señorita que nos rompe los boletos si el autobús iba a Morelia. La susodicha señorita estaba charlando feliz de la vida con una compañerita suya, y sin mirarme siquiera me respondió efusivamente “sí, sí”. Además de romper mi boleto me rompió la… planeación.

No es la primera vez que llego a un destino no deseado. Curiosamente las dos veces que me ha sucedido esto ha sido en el Estado de México. Porque el autobús que en esta ocasión no me llevó a Morelia me arrojó a un lugar llamado “San Felipe del Progreso”, en el Estado de México, población que dudo mucho esté en el mapa: Su terminal de autobuses es una serie de jacales y las corridas hacia Toluca o el DF son únicamente dos veces al día. Con la benevolente paciencia y escrupulosa meticulosidad que me caracteriza, le expliqué al chofer de qué se iba a morir si yo no estaba en Morelia a las 7 de la tarde. “No se preocupe güerito; ahorita lo dejo en la terminal más cercana. Allí hay corridas a Morelia cada 5 minutos”. Le agradecí al tiempo que le solicité, sugerí e ilustré hórridos escarmientos para la rompedora de boletos. También se mostró comprensivo en este punto y confesó que era la segunda vez que le sucedía esto, con la misma persona. Sus palabras diluyeron la última sensación de responsabilidad que había en mí ante la pendejez cometida. Qué bonita es la psicología social.

El caso es que el chofer me llevó a la terminal más cercana, que resultó estar en la mítica ciudad de Atlacomulco. Esperaba toparme con una urbe moderna, aseada, llena de pujanza y alegría. Al menos el Gobernador del Estado de México se la pasa pregonando sus logros un día sí y el otro también (¿tendrá que ver esta conducta con aspiraciones presidenciales? No creo, se ve tan desinteresado el hombre…)

Oh sorpresa. Si bien es cierto que no conocí a profundidad Atlacomulco, los 20 minutos que estuve por ahí me dejaron la misma impresión que me han dejado otros sitios en el Estado de México: Gran industrialización, pobre calidad de vida. Calles tristes y sin pavimentar; polvo, chimeneas; más autopistas que árboles. La mentada “terminal” de autobuses de Atlacomulco era un área de 100 metros a un lado del mercado, donde humanos, perros y gallinas se divierten toreando a los autobuses que maniobran en tan limitado espacio.

Eso sí: Como un grupo de cuates son los dueños del Estado (dicen las malas lenguas), pues se agasajan entre ellos poniéndole sus nombres a las cosas: Avenida Carlos Hank González, Fraccionamiento Carlos Salinas de Gortari, calles Alfredo Del Mazo, Ignacio Pichardo Pagaza… a Miguel de la Madrid le hicieron el feo, pero alcanzaron a ponerle su nombre al mercado de Atlacomulco. Lo juro.

Que lástima que nunca seré Gober, porque sería divertido encontrar relaciones entre los sitios y los nombres de mis cuates, lo cual debe ser todo un arte: ¿Terminal Aérea Pablo Hernández? ¿Avenida Russell González? ¿Centro Universitario JZ Cortazar? ¿Museo de Arte Contemporáneo Vanessa Rivero?
¿Central de Abastos Luis Alcocer Guerrero?

Los clásicos: Escuela Primaria “Mario Aburto Martínez” y Escuela de Manejo “José Feliciano”.

Escrito por Pável, 8:05 PM

12 de Noviembre 2003

Canción de kinder (X y último)

Rojos infinitos, los ojos de los buitres asoman a la colina donde yace la doncella. No se la comerán. Yo la despojo primero de sus tesoros más ardientes; el bosque cae y las hojas difuminan el pasado aborrecible. Regreso cantando una tonadita que aprendí en el kinder, quizás para decirle a las criaturas de la noche que se calmen, que mi carnicería es parte de la cadena alimenticia, del ciclo biológico, del plan de dios: “Salió el sol, se secó la lluvia...”

Escrito por Nôd, 9:21 PM

11 de Noviembre 2003

Canción de kinder (IX)

Yo elijo a mis pies para sujetarme a la vida. Estoy rodeado de mí. Podría hacerme un autorretrato con un par de nabos y un berro. Una abuelita me pregunta la hora. Es dulce y me hace plática. La miro con bondad, vamos en el mismo autobús y a ella ya no le importa que sus hijos no la llamen, que no la ayuden con el dinero ni con la comida. Ella sabe morirse de a poquito. Así hay que hacerle. “Pronto”, pienso para mis adentros, “pronto recibirás la redención”.

Escrito por Nôd, 8:00 PM

10 de Noviembre 2003

Canción de kinder (VII)

Una cuadrilla de perros ha venido a sujetarme. Ellos sollozan cuando hunden sus largos colmillos en mi carne. Con crueles dentelladas separan los trozos de mi cuerpo, la jauría embrutecida sigue gimiendo, sin entender muy bien por qué hacen lo que hacen. Al final me dejan solo, quizá cayendo en la cuenta de que a los despojos ya nada puede reducirlos.

Escrito por Nôd, 9:30 PM

[Siento interrumpir...

... las boludeces del Sr. Nôd, pero la nota lo amerita.

Estaba yo el sábado caminando sobre la avenida en la que actualmente vivo (¡División del Norte!), dirigiéndome a la librería Mamá Gandhi, cuando vi venir en sentido contrario al Sr. Russell, caminando sobre la misma acera.
Este hecho no tendría nada de asombroso si no fuese por la conjunción de dos pequeños detalles:

1. Vivo en una ciudad de poco más de 20 millones de habitantes, por lo que esos encuentros suelen ser difíciles a menos que sean premeditados; y
2. Russell suele habitar en otra ciudad, a poco más de mil quinientos kilómetros de la mía.

Pero ahí andaba caminando tan tranquilo. Así que no pude más que espetarle: ¿Pero qué hace usted aquí?
Y es que el Sr. andaba de gira laboral; tenía cita con unos alemanes en Puebla.
Aprovechamos la tarde para repasar brevemente los asuntos nacionales que ni él ni yo vamos a resolver (las reformas estructurales, la sucesión presidencial, el nuevo IFE, el imperio de Slim, el de los hermanos Walton, etc. etc.) Me dio tantísimo gusto encontrarle, y esta nota va muy bien con el tema de la quincena, el cuál no sé porqué rayos es “Apariciones”

Después de esto, sigamos sufriendo al Sr Nôd con sus esperpentos, que se pone muy malito cuando se le acaba el litio. Comprensión.]
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