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28 de Junio 2004
Demonios de maldad
Me parece que uno de los mensajes erróneos que se ha intentado crear, ya sea desde los medios o desde ciertos grupos, es que los delincuentes (violadores, asesinos, secuestradores, etc.) son por naturaleza diferentes al ciudadano común. La expresión más extrema de esta idea equivocada es el clamor de pena de muerte que se pide a gritos desde ciertos sectores de la población. Azuzados por noticieros que un día sí y otro también nos recetan historias e imágenes terribles de la delincuencia en México (y especialmente en el Distrito Federal) la causa de la pena de muerte se ha hecho eco en distintos estratos sociales. Considerar que privar de la vida a alguien es el único castigo posible para los actos más atroces es signo de una sociedad severamente lastimada, y peor aún, desinformada y con una visión distorsionada de la justicia.
Pedir seguridad es un reclamo legítimo, pero pocos han sido los comunicadores de masas que han invitado al grueso de la población a reflexionar acerca de causas, mecanismos y entramados del crimen. Entender el origen de la criminalidad no es tarea fácil, y tal vez sea imposible explicarlo a cabalidad. Pero caer en los extremos simplistas, con soluciones radicales tampoco es un buen camino. Desgraciadamente la demagogia vende. Revuelve el estómago ver a los comentaristas noticiosos con tonos y gestos circunspectos, reclamar a las autoridades, ungirse como representantes de la sociedad, adoptar el papel de portavoces, cuando ellos mismos siguen líneas editoriales y doblan las manitas cuando los mafiosos son sus jefes directos. Y esta hipocresía comunicativa no es un mal de México, sino de todo el planeta en la época actual.
Separar a la sociedad en ciudadanos decentes y criminales también genera la evasión de responsabilidades. Como ciudadano decente tal vez yo cometa pequeñas infracciones, quizá algunas travesuras públicas, pero nunca un delito. Ellos, los delincuentes son entes sin alma, infrahumanos, casi animales. Y es en este tipo de pensamiento donde se pierden las posibles causas y las posibles maneras más efectivas de erradicar la inseguridad. Que no se nos olvide que para convertirse en violador, asesino o secuestrador existe un proceso social, y que cada individuo es susceptible a convertirse en uno dadas las circunstancias. Nuestra solidaridad con las víctimas; pero evadir nuestra responsabilidad y allanar el camino del odio no nos ofrecerá respuestas.
Escrito por Pável, 2:16 PM
Marchas, mis polainas
A usted que le encanta hacer marchas, ahí le va un buen motivo para hacer la próxima:
-Que el gobierno obligue a todas las empresas (a las transnacionales en especial) a cumplir cabalmente con la Ley Federal del Trabajo.
Y a usted que le gustan las marchas, ¿por qué no se apareció en la del sábado?
¿Qué me dice? ¿Que deje de berrear tonterías? Bien, por hoy es suficiente. Pero no he terminado. Aviso.
Escrito por Nôd, 10:27 AM
25 de Junio 2004
A mí qué me dicen
Escrito por Pável, 9:07 PM
22 de Junio 2004
En campaña
-Disculpe señor, ¿qué es eso?
-Una cubeta llena de gasolina.
-Me temo que no puede pasar con eso, señor.
-¿Cómo que no? Mire. Si me deja pasar, mañana esta tienda de discos estará en la primera plana de todos los diarios. ¿Qué mejor publicidad?
-No lo había pensado de esa manera, señor. Adelante.
Con sumo cuidado recorro el perímetro de la tienda regando el líquido inflamable. "No se preocupe, es un performance" voy diciendo ante la mirada de los curiosos. Llego hasta una estación sonora donde una chica tiene puestos los audífonos. Observo el disco que escucha. La mojo con gasolina de la cabeza a los pies.
-¡Oye imbécil!
-No se enoje señorita. Está usted en un programa de cámara escondida. Mire, allí está la cámara, sonría.
Sonrisa de la chica. "¿Sí? ¿Dónde, dónde?"
Sigo. Termino de regar el bendito líquido y estoy en la puerta de nuevo. Saco la caja de cerillos, escojo uno. Lo enciendo y lo arrojo al piso, al tiempo que doy la vuelta. A mis espaldas sólo escucho gritos, anaqueles cayendo.
Ya en la calle, una mujer me regala unos folletos y me quiere vender un libro: "La llave para tu iluminación inmediata. Cuando encuentres tu reino celestial interior, todo lo demás vendrá por añadidura"
Miro al fondo de la cubeta y aún queda algo. Le tiro la gasolina a la mujer y me reviso los bolsillos. Diantre; se me acabaron los cerillos. En otra ocasión será.
Escrito por Nôd, 5:46 PM
21 de Junio 2004
La inversión de todos los valores
Estaba Luis en la biblioteca de la Casa de Francia, buscando información acerca de su granguiñolesca tesis, cuando un negro de Puerto Príncipe se le acercó con aviesas intenciones; es decir, lo comenzó a ligar.
"Antaño los ligues terminaban en la cama" cuenta Luis "pero al final, resulta que este tipo únicamente quería reclutarme para una de esas agrupaciones religiosas de moda"
Lo dicho, ya no hay moral.
Escrito por Pável, 4:21 PM
15 de Junio 2004
Feote
"estoy en piso 12
senti bien feote"
"ya estuvo suave
me encuentro en el piso 22 del edificio que le dicen la licuadora en la del valle, hasta la pluma de mi palm se me cayo a la tasa"
"TIEMBLA
yo hasta me hice pipi del susto!!!"
"mi primer temblor!!!!!
soy argentina, estoy aca hace 1 año y nunca en la vida habia sentido un temblor. Tengo un mareo horrible...no me gusto nada nada."
"El jarrito de tamarindo
no frieguen lo senti muy fuerte, casi me da un ataque de panico, estaba tomandome un Jarrito de tamarindo cunado de repente senti una sacudida tremenda busque refugio y no encontra ya que en la escuela hay muchos edificios mal construidos, pero afortunadamente no paso a mayores solo el puro susto"
"Desde la Torre de Rectoria
Estoy en el piso 9 de la Torre de Rectoría y lo sentí bien feo, de hecho con el tremendo susto se me cayó el único cabello que tenía en mi cabeza :-( "
"!Arriba los Pumas!
No se preocupen, no fue temblor, fue mi cuate el rotoplas que saltó de la emoción de que ayer ganaron los pumas. Ya lo amarramos, no hay pex"
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Algunos de los hilarantes comentarios de los chilangos respecto a nuestros asiduos visitantes, los sismos. Más comentarios sobre el terremoto de ayer en el foro del Universal.
Escrito por Pável, 5:48 PM
14 de Junio 2004
Marramiau (y 2)
Domingo 13 de junio, 2004. Tres de la mañana. Merodeando en internet en búsqueda de boletos, llego hasta una página que se encuentra subastándolos. Las ofertas que alcanzo a ver llegan hasta los 50 mil pesos (unos 3 500 euros). Los principales sitios de chats mexicanos reflejan también la búsqueda desesperada por el preciado pasaporte.
Seis de la mañana. Después de dejarle su comida a la perra y darle instrucciones precisas para que cuide la casa y conteste el teléfono, salgo rumbo a Ciudad Universitaria. Abordo el metro, el cual se encuentra lleno de hinchas uniformados y entonando himnos. En cada nueva estación lo abordan más fanáticos. Salimos en la estación Miguel Ángel de Quevedo. Mi objetivo es merodear los alrededores de Ciudad Universitaria en busca de boletos. Lo primero que veo es, sobre Avenida Universidad, policías a pie o a caballo cada doscientos metros. Apenas saliendo del metro alguien ofrece un boleto a 1200 pesos (90 euros). Sigo de frente. Por alguna extraña razón tengo la absoluta confianza de que voy a entrar al estadio, y no voy a pagar más de mil pesos para ello.
Siete de la mañana. Impresionantes, kilométricas filas para entrar al Estadio Olímpico México 68 ya se encuentran esperando. La venta de playeras, banderas, cornetas y comidas, a todo lo que da. Un individuo parado sobre un auto pregona maquillajes gratuitos para seguidores pumas. La leyenda que más se repite en playeras y rostros pintados es Gatitos, ni madres. El dueño del Guadalajara había nombrado gatitos a los Pumas unos días antes.
Ocho de la mañana. Corre el rumor de que definitivamente, no existe reventa de boletos. Me lo comentan dos franeleros (cuidadores de autos) que se encuentran haciendo su agosto ante el cierre de las calles aledañas al estadio. Otro me comenta que debajo de los puentes podría encontrar algo, pero que tuviera cuidado: Circulan boletos falsos, clonados.
Nueve de la mañana. Los diarios dicen que en el barrio de Tepito venden boletos falsos, hasta en 1500 pesos (unos 100 euros). Por supuesto, NO pienso ir a Tepito. En Ciudad Universitaria he dado vueltas por alrededor de dos horas, bajo puentes peatonales, detrás de puestos de periódicos.
Nueve treinta de la mañana. Observo la detención de un supuesto revendedor debajo de un puente. Compro un pan para desayunar. El jefe de la policía, Marcelo Ebrard, pasa en camioneta rumbo al estadio.
Once quince de la mañana. Vagabundeo por las islas del campus. Paso frente a la Biblioteca Central, la Torre de Rectoría. En el lugar pueden observarse individuos sospechosos, caminando lento, con las manos en los bolsillos; otros más sentados, como despistados. Policías por doquier. Finalmente me siento a descansar frente al Estadio Olímpico, cerca del Museo Universitario. Me da por cerrar los ojos y meditar. El clima es agradable a la sombra, sopla una suave brisa. Con los ojos cerrados decido que mi situación tiene que definirse en los próximos 15 minutos. De no ser así, iré a Coyoacán a ver el partido en la pantalla gigante.
Once veinte de la mañana. Al abrir los ojos, una mujer de alrededor de cincuenta años se encuentra sentada cerca de mí. Abre una bolsa y, como no queriendo la cosa, saca dos boletos y los observa. Hace una mueca y suspira. Yo miro de reojo y luego vuelvo a cerrar los ojos y sonrío. Cuando vuelvo a abrirlos, la mujer se levanta y comienza a caminar. Espero unos segundos y la sigo. Se dirije hacia el puente peatonal que da acceso al estadio, pero no sube, sigue de largo. La alcanzo. "Señora, ¿le sobran boletos" pregunto. Y entonces se suelta con una historia bizarra. Que ha perdido de vista a sus hijos, quienes le dejaron encargadas sus cosas incluyendo un par de boletos. Que ya se fastidió de esperarlos y se va a regresar a su casa. Mientras me dice todo ese rollo, pienso. Si es una revendedora, ¿qué necesidad tiene de todo esto? Me pregunta cuánto le pagaría. Le digo que únicamente tengo 500 pesos (en realidad estaba dispuesto a pagar hasta 800). Entonces viene su cara de asombro "Hay no joven, ¿cómo cree que se lo vendería tan caro?" Yo no sé qué creer. Me pide 200 pesos (el boleto originalmente costaba 125). Termino por darle 300. Si su historia es cierta, no me gustaría tenerla como madre. Y no me gustaría estar en el momento en el cual sus hijos la encuentren. Je.
Once treinta de la mañana. Hablo a Mérida. No encuentro a Russell en casa. Hablo con Vane y Alex para contarles: Tenía esto en la mano:
Nos deseamos suerte. Al colgar, sobre mí se encuentra un helicóptero de Televisa. La hora de entrar ha llegado. Corro hacia el estadio. Recuerdo que, como medida de seguridad, los cinturones no pueden pasar. Me quito el mío y lo dejo debajo de un árbol en el campus, bajo unas hojas secas. Una ardilla me observa. Reanudo la marcha. Un anuncio en los pasillos, junto al Auditorio Che Guevara me detiene: Cursos de idioma checo. Tomo un volante y sigo corriendo.
Once treinta y cinco de la mañana. Me formo en la fila para entrar. Hay una probabilidad de que el boleto que tenga en la mano sea falso, y sea detectado justo en la puerta. Como no tengo nada que perder, continúo. Compro este gorrito coqueto para el sol:
pero el daño ya está hecho. Los policías que hacen valla para las filas nos piden que corramos. Como estoy seguro que lo hacen sólo para CHINGAR GENTE, disminuyo la velocidad, camino a paso lento y les miro de reojo. Llego hasta la puerta. Al pasar sobre mi boleto, la máquina verificadora tarda unos segundos, para finalmente mostrar en la pantalla: GO ON!
Y entonces sí, a CORRER. Nos envían a un acceso de planta alta. Todos cerrados. Nos dicen que por la puerta 23, en planta baja. Todos corriendo. Entramos. La cosa se pondrá interesante, estamos justo donde termina la porra puma y comienza la porra chiva. El estadio y el ánimo de la gente lucen maravillosos. Además del helicóptero de Televisa, otros dos de la policía sobrevuelan el estadio.
El partido. Me impresiona de la porra chiva que no han parado de cantar, ni un solo minuto. El partido es tenso de principio a fin. El estadio es un manojo de nervios. Únicamente la guerra de porras arranca sonrisas ocasionales. El tiempo reglamentario finaliza. Aunque el partido estuvo más cargado del lado puma, en los tiempos extras uno ya puede esperar cualquier cosa. Hay varios sustos de ambos lados. El último (y mayúsculo) se lo lleva Pumas en un potente disparo que encuentra en su trayectoria al portero felino. Termina el partido, y todo se decide en tiros penales.
No soporto más tensión y salgo hacia uno de los túneles de acceso. En el stand de cerveza tienen una pequeña televisión de colores, y desde allí, irónicamente dentro del estadio todavía, observo los penales. Cada vez que anota Pumas volteo hacia la tribuna a observar un júbilo todavía contenido. Hasta que el jugador chiva falla el último de la serie el estadio puede, por fin, desahogarse en gritos. Se puede sentir la estructura del edificio vibrar. Termino de salir del túnel, encuentro un teléfono público y le hablo a Alex. Sólo para confirmar que, efectivamente, llora de felicidad.
Cuatro de la tarde. Recupero mi cinturón (el árbol no se ha movido) y al pasar frente a la Biblioteca me uno al "¡Goya!" que se entona por un grupo de estudiantes. Afuera del estadio, buscando un taxi para regresar le pido a un vendedor una bandera. "¿Ésta joven?" "No, le pedí la GRANDE."
Cuatro treinta de la tarde. Llego al departamento. Tomo al teléfono y me dirijo al balcón. Mientra hablo con mi padre en Mérida, contándole que pude entrar al estadio, fijo la bandera puma y declaro la colonia del Valle, Narvarte y anexas territorio felino. Pasan los autos y saludan con claxonazos el estandarte.
Siete de la tarde. A bordo de uno de los ya famosos turibuses de la Ciudad de México, llegan los jugadores pumas al Ángel de la Independencia. Los festejos llegaron hasta el Zócalo capitalino, donde las porras gritaron frente a Palacio Nacional. El sur de la ciudad de México es zona de júbilo.
Once treinta de la noche. Después de bañarme y cenar, me acuesto para quedar dormido unos minutos después, arrullado por el dulce sonido de los claxonazos.
Escrito por Pável, 9:26 PM
Marramiau (1)
Domingo 13 de junio, 2004. Poco después de las 3 de la tarde. La final del fútbol mexicano se está definiendo mediante tiros penales. Me encuentro observando el suceso en un televisor a colores pequeño, en algún lugar al sur de la Ciudad de México.
LA SEMANA PREVIA AL PARTIDO...
Domingo 6 de junio, 2004. Poco después de las dos de la tarde. Los Pumas, el equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México acaba de pasar a la final del torneo de fútbol, al derrotar al Cruz Azul, otro equipo de la Ciudad de México. Apenas se da el silbatazo final, dan inicio dos fenómenos que durarán toda la semana: 1. La final Pumas vs. Guadalajara se convertirá en tema obligado de casi todas las reuniones, y 2. La lucha por conseguir boletos para los partidos erradicará la palabra misericordia del vocabulario de los hinchas.
Domingo 6 de junio, 2004. Alrededor de las ocho de la noche. Seguidores de los Pumas comienzan a levantar campamentos a las afueras de las taquillas, aunque no se confirma que los boletos estén disponibles la mañana del lunes.
Lunes 7 de junio, 2004. Diez de la mañana. Llego a un centro ticketmaster para preguntar por boletos. Un letrero a la entrada me recibe: Boletos para la final disponibles a partir del miércoles. A mi izquierda, una fila de 20 personas se encuentra sentada en el piso, como no queriéndose enterar de lo que dice el anuncio.
Martes 8 de junio, 2004. Mediodía. Los diarios informan que ya hay aproximadamente 8 mil personas apostadas en las afueras de las taquillas. También se anuncia que se venderán como máximo 3 boletos por persona. Finalmente, ante la feroz demanda, terminan por vender sólo uno por individuo. Ticketmaster anuncia la cancelación de las ventas directas; únicamente venderá boletos por internet y via telefónica, a partir del jueves a las 9 de la mañana.
Miércoles 9 de junio, 2004. Por la noche. Isaac, (roomate y académico de la UNAM) informa que le fue imposible conseguir boletos. Dice también que los revendedores ya merodean los alrededores de la Universidad.
Jueves 10 de junio, 2004.
Nueve de la mañana. Como era de esperarse, el sitio de ticketmaster en internet se encuentra colapsado, al igual que las líneas telefónicas. Una hora después, la página web despliega el anuncio de boletos agotados:
Ocho quince de la noche. Hablo a Mérida con Alex, quien en compañía de Russell y el Valde se disponen a observar el primer partido de la final.
Diez treinta y cinco de la noche. Finalizado el partido, vuelvo a llamar a Mérida. Los Pumas han empatado con el Guadalajara a un gol, gracias a un error garrafal del árbitro quien marcó un penal inexistente. El campamento Puma de Mérida (La Casa del Alemán), al igual que los demás seguidores en el país, incrédulos ante lo sucedido.
Viernes 11 de junio, 2004. En las principales avenidas del sur de la ciudad de México los autos han puesto las banderas de sus equipos favoritos; Pumas o Chivas. Mucha gente sale con la correspondiente playera puesta. El error del árbitro es tema obligado. Por otra parte, si alguien pensaba que nadie podía superar a Hugo "Boquitas" Sánchez (director técnico de Pumas) en cuanto a declaraciones estúpidas y fuera de lugar, este día se confirma que la estulticia siempre se supera: El dueño de Chivas, Jorge Vergara, es un digno contrincante.
Sábado 12 de junio, 2004.
Cuatro de la tarde. Alrededor de 5 kilómetros antes de Ciudad Universitaria se cierran las principales avenidas. El llamado dispositivo de seguridad durará 24 horas.
Seis de la tarde. Un paseo por Ciudad Universitaria. Nadie sabe nada acerca de boletos.
Once treinta y cinco de la noche. A la entrada de Plaza Universidad, en un teléfono público, el siguiente anuncio: ¿Te interesa ir a la final? Comunícate al siguiente teléfono El número telefónico, arrancado. Entro al cine. Salgo a las dos de la mañana del domingo, y al llegar al departamento sé que no dormiré. Hay que velar armas para el juego. Y tengo que entrar al estadio...
...continuará
Escrito por Pável, 5:24 PM
11 de Junio 2004
Conciencia (2)
Ayer Mónica soñó conmigo. No pudo decirme de qué se trataba; la comunicación se interrumpió.
Mónika también soñó conmigo. Pero tuvo que llevar a su hija al hospital, y tampoco pudo contarme.
Claudia aprende sánscrito. Nunca se imaginó que Insurgentes y Viaducto se cruzaran. Su madre le pide que regrese a casa. Lo hará, pero únicamente para volver a ausentarse. ¿Busca paz interior? A veces es posible sentir un poco de eso aquí mismo, parado en algún puente de Viaducto y descubriendo maravillado que los edificios de Santa Fe pueden verse desde este sitio, cuando el cielo está limpio, cuando llueve, cuando nos visita el viento.
Me gusta tomar el lápiz con la mano izquierda. Girar el papel 180º, dejar que las letras se deslicen. Te recuerdo absorta mirando tus manos, su fascinante mecanismo. Alguien te sueña a ti en este momento porque alguien duerme en algún lugar. Porque tu rostro y tu cuerpo se exponen a multitud de desconocidos que te incorporan a la compleja maquinaria de la fábrica de imágenes. Alguien me sueña a mí y en esos lugares, en distintas épocas, tengo tanta paz que la tranquilidad me llega al contemplar ahora el tráfico inerte, y no puedo menos que sentirme agradecido.
Escrito por Pável, 7:33 PM
8 de Junio 2004
Más paranoias
Nunca ha estado el clima más propicio para los fanáticos de la teoría de la conspiración.
Para muchos, la renuncia del director de la CIA la semana pasada sólo puede tener una lectura: Su permanencia podría haber interferido en el atentado que se prepara en territorio norteamericano, previo a las elecciones de noviembre. Horribles ideas que sin embargo ya son comunes entre analistas y expertos en política internacional a ambos lados del Atlántico.
También corren persistentes rumores acerca del exacerbado fanatismo de George W. Bush, rayando en los límites de la salud mental. Dicen que le da por recitar la Biblia a cada momento, y declararle a sus colaboradores más cercanos que sus decisiones son designios directos de dios.
Estos desequilibrios mentales tendrían relación con la creciente tensión que representa la idea de no ser relegido. Hay probabilidades de que un posible sucesor deje las puertas abiertas para un juicio contra el actual presidente. El cargo: Crímenes de guerra, por lo sucedido en la cárcel iraquí de Abu Ghraib.
Mientras el gabinete bushiano busca salvarse del naufragio, el mandatario ruso sigue posicionando sus piezas en el tablero del ajedrez internacional. Aprovechando la reunión del Grupo de los 8 en Estados Unidos, Vladimir Putin pasó, como no queriendo la cosa, a fortalecer las relaciones con México.
Para muchos es claro que Putin (ex director a su vez de la KGB, ya que de agencias de inteligencia hablamos) es inteligente, oportuno, y sobre todo, discreto. ¿Quién podría imaginarse que los rusos alzarían la mano para entablar negocios con México en estos momentos? Y no cualquier negocio: Putin va tras los energéticos.
Los conspiradores y los teóricos de la conspiración pues, con trabajo de sobra.
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También con información de The New York Times.
Escrito por Lic Osorio, 12:42 PM
7 de Junio 2004
37124
Me detuve frente a la iglesia porque en muchas ocasiones anteriores, en sueños y en pesadillas hice el mismo gesto. Detenerme justo en la puerta y subir lentamente la mirada, buscando los campanarios. Detrás de mí, en la calle de enfrente hay una banca. ¿Te sentarías allí a esperarme? ¿Cuántos cigarros West ("de esos tan caros" "debería dejarlos") te fumaste? ¿Cuánto tiempo me esperaste?
Llegué tarde. Las aerolíneas se retrasaron. La escala en norteamérica fue un caos. Los Estados Unidos se retrasaron. Buscaban bombas. Las madres abrazaban a sus hijos en el aeropuerto de Nueva York. Los perros olfateaban entre las maletas. Yo hacía cálculos mentales. Pero ¿sabes? el desfase en mi llegada no es el único accidente aquí.
Puedo enumerar algunos relevantes: Tus ojos son azules. Mi alemán es pésimo. Tú eres casada. Tu sonrisa es triste. Yo no estoy realmente aquí.
Escrito por Pável, 10:16 AM
3 de Junio 2004
Cine de balazos, sables y tripitas
Nuestros amibitos Jorge Carlos y Laura (Liuba Oltranzista Productions) tienen a bien invitarnos al próximo maratón de cine que tendrá lugar en la ciudad de Mérida.
Estas dos enjundiosas personitas son pioneros en esto de los maratones nocturnos en la Ciudad Blanca. En esta ocasión presentan Sensacional de yakuzas, Vol. 1. Aunque fonéticamente suenen parecido Yakuza y yacuzzi, evidentemente no tienen mucha relación (aunque se encuentra garantizado un baño... de sangre). Vaya y conozca algo del cine con el que babea Tarantino.
La función comienza a partir de las 22 hrs. y dura toda la noche. Lugar, fecha y costo en el afiche que ilustra esta nota (clic sobre él para verlo más grande). ¡Ahí estaremos!
Por otra parte, en nuestro ya habitual servicio a la comunidad nos permitimos informarles que el tráfico sobre Avenida de los Insurgentes el día de hoy sacará chispas a partir de la una de la tarde. Esto debido a que se esperan a esa hora unos cuarenta y cinco mil aficionados ya formados para ingresar al estadio donde jugarán pumitas y azules.
Y hoy estamos a trece grados centígrados (qué locura).
Escrito por Pável, 4:19 PM
1 de Junio 2004
Aspirina
Siempre que te encontraba había libros alrededor.
Después te largaste y dejé que te largaras.
No me viste llenar cuaderno tras cuaderno; mecerme en la suave inconsciencia de las tardes tropicales.
Acid, microdot, tabs. Un hombre se suicida. Doses, trips, hits, sugar cubes. Con la pistola de gasolina. Los diarios ya no nos manchan los dedos.
Con eso de que todos fuimos una bola de pretenciosos. Con fe.
Hermanos y hermanas. Weed, pot, reefer, grass, dope, ganja, Mary Jane, sinsemilla, herb, Aunt Mary, skunk, boom, kif, gangster, chronic, 420. Y también chochitos.
Con eso de que en mi habitación con vista al mar (al Océano Pacífico) aún no conocía tus ojos, y no tenía intenciones de hacerlo. Shrooms, caps, magic mushrooms. ¿Gustas litio?
Sigan haciéndolo. La naturaleza ganará. Nosotros somos parte de ella.
Escrito por Nôd, 1:50 AM