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29 de Julio 2004

La contracción de la economía doméstica

Estuve haciendo el plan semestral de mi presupuesto particular. Mientras que los más optimistas calculan que el país crecerá alrededor de 4% este año, mi economía individual sólo crecerá 3%.

Gráfico 1.

¿Por qué, por qué Señor Secretario de Economía?

Esperen. Esto necesita un ajuste:

Gráfico 2.

Así está mejor. Siempre es bueno ser organizado con estas cosas.


....................
Sacándose los ojitos...

Post-scriptum que se regocija
: Mañana, dos cortometrajes de
Mónica en la Cineteca Nacional: SI ME LEVANTO Y NO ESTÁS ME SACARÉ LOS OJOS, y LADO A, LADO B.

Escrito por Pável, 5:41 PM

27 de Julio 2004

Premonición

"Ayer cayó uno", me decía angustiada, "por lo que más quieras, en tu sueño de hoy no tomes el vuelo. Soñarás con un accidente aéreo."

Escrito por Nôd, 8:06 PM

26 de Julio 2004

Un hotel en Clermont-Ferrand

La brújula se ha hecho trizas nuevamente. Yo tenía el mapa mundi colgado de la pared con el itinerario programado. Pero esta noche de frío verano el cuervo de la biblioteca enloqueció y no paraba de graznar. Le arrojé mi pantufla con tan mala puntería que le pegué al mapa y éste cayó al piso. En la pared desnuda una mancha de humedad reproducía la región de Auvergne. ¿Una señal?

A la mañana siguiente, muy tempranito, me asomé a la ventana y vi pasar al lechero con su legión de cabras.

-Eh, ¡Usted!- le grité
-¿Diga?
-¿Un hotel en Clermont-Ferrand?
-Déjeme en paz o le arrojo una cabra.

Quién sabe. Al rato pasará el leñador. Le preguntaré a él.

Escrito por Pável, 4:45 PM

23 de Julio 2004

Eres una histérica

Te veo una o dos veces al año. Te juro que soy un místico, casi un santo. Llevo una existencia ordenada y tranquila en esta ciudad anárquica. Gracias a mi cuasi-budidad, el hacinamiento en el metro, la contaminación, los embotellamientos, los conductores maniáticos, los noticieros estúpidos, el idioma alemán y los fiascos de la selección mexicana sólo logran arrancarme una sonrisa, cuando no una franca carcajada. Mi peor delito es burlarme de muchas situaciones, de mí mismo todos los días.

Pero tú tienes el don de encabronarme. Felicidades. Nadie más tiene ese talento conmigo. Será por eso que eres tan especial. Hasta escoges el momento para hacerme enojar. El round más reciente fue en Mérida, tu territorio. Me dejaste a la entrada del templo donde se celebraba una boda a la que fui invitado. Toda la hora, dentro de la casita de dios, estuve maldiciendo y mandándote al demonio. A la salida, cuando todo mundo tira los arroces a los novios, me escabullí de dos o tres personitas que querían saber acerca de mi vida en los últimos años. Yo no estaba para responder preguntas.

Creí que el mal humor me duraría toda la noche. Pero no: Gracias a una fantástica velada con mis personas maravillosas el enojo se fue al carajo. También contribuye mi edad; soy viejo ya para tomar las cosas demasiado en serio. Eso y el tequila.

Ahora que vengas a visitarme (a mis territorios) te voy a recibir como te mereces. Faltaba más. (Risas grabadas).

Escrito por Pável, 4:26 AM

22 de Julio 2004

Vuelos diferidos

Es el domingo 18 de julio. Las nueve de la noche. La energía eléctrica se va en el Aeropuerto Internacional de la ciudad de Mérida. “Ahora menos nos vamos a ir”, se queja una señora a mi lado refiriéndose a la demora que ya había sufrido el vuelo que nos llevaría a la ciudad de México. Debió partir a las ocho, y no lo haría sino hasta las diez de la noche. “No se preocupe” le comenté para tranquilizarla. “El Ángel del Señor arreglará esto. Verá: El Ángel recogerá del Reino todos los escándalos y echará a los agentes de iniquidad en el horno del fuego; ahí será el llanto, el crujir de dientes y el cobro de impuestos”. La señora parecía no entender. “Lo que quiero decir es que el Ángel arreglará la luz, supervisará la carga de combustible en el avión y arreglará el maldito aparato de café que no sirve. Todo en un tris”. Puse los ojos en blanco mientras decía esto, pero debido a la oscuridad no sé si la señora alcanzó a apreciar el bonito detalle. Más bien hizo una mueca y volteó groseramente. Encogí los hombros y me levanté. Me paré junto a los ventanales a mirar la tormenta, los aviones en la pista, el cielo convulso, los espasmos de luz entre las nubes. Hacía un par de horas caminando sobre la calle 60, había recibido esa lluvia cálida, junto a ti. Fue divertido. La lluvia en Mérida es diferente.

Escrito por Pável, 11:55 PM

13 de Julio 2004

Camino a Santa Fe

Cientos de ellas (Salvador Chávez para Grupo Reforma)

Tengo una reunión de trabajo temprano a las afueras de la ciudad. Sobre la Avenida Vasco de Quiroga quedo atrapado en un embotellamiento típico.

Hago una de las cosas que siempre he querido hacer: Bajar del taxi, mirar hacia atrás y hacia adelante la fila interminable, acercarme a un oficial y preguntarle: "¿Pero qué pasa?" Esta serie de acciones, este ritual tiene su encanto en su completa futilidad. El que yo sepa qué pase (un secuestro, un accidente, un robo, un temblor, y cualquier explicación que en este ciudad es plausible por descabellada que suene), el que yo sepa qué suceda, repito, no nos servirá para avanzar más rápido. Es una de esas bonitas situaciones donde podemos encontrar una explicación inútil. Saber las causas no ayuda. Entiendo que esto de alguna manera es poético, urbanamente poético. He aquí porqué disfruto cada momento en estas calles. El policía me dice que parte del caos se debe a que en Avenida Revolución se "despliega" un "megaoperativo" policiaco con cientos y cientos y cientos de patrullas. "Muy bien" respondo y volteo para no reírme en su cara. Así que me quedo de pie junto al taxi y sigo disfrutando de mi "poética urbana". He aquí que el único que avanza es un anciano en bicicleta; una de esas antiguas bicicletas con campanita y canasto por delante. A pesar de que son las nueve y media de la mañana (llegaré 30 minutos tarde) los primeros rayos de sol aparecen y le indican el camino al anciano. "Qué dulce" pienso "qué dulce es todo esto". Sólo faltarían los pajaritos, si no estuviesen muertos por la contaminación. Entonces, de la puerta trasera de un autobús que se encuentra 200 metros adelante de nosotros sale rodando una... llanta (?). El anciano en bicicleta pasa junto a mí y sin poder evitarlo se impacta con el inesperado proyectil. Completamente poético.
Decido esperar en el interior del taxi.

Escrito por Nôd, 11:29 PM