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23 de Julio 2004

Eres una histérica

Te veo una o dos veces al año. Te juro que soy un místico, casi un santo. Llevo una existencia ordenada y tranquila en esta ciudad anárquica. Gracias a mi cuasi-budidad, el hacinamiento en el metro, la contaminación, los embotellamientos, los conductores maniáticos, los noticieros estúpidos, el idioma alemán y los fiascos de la selección mexicana sólo logran arrancarme una sonrisa, cuando no una franca carcajada. Mi peor delito es burlarme de muchas situaciones, de mí mismo todos los días.

Pero tú tienes el don de encabronarme. Felicidades. Nadie más tiene ese talento conmigo. Será por eso que eres tan especial. Hasta escoges el momento para hacerme enojar. El round más reciente fue en Mérida, tu territorio. Me dejaste a la entrada del templo donde se celebraba una boda a la que fui invitado. Toda la hora, dentro de la casita de dios, estuve maldiciendo y mandándote al demonio. A la salida, cuando todo mundo tira los arroces a los novios, me escabullí de dos o tres personitas que querían saber acerca de mi vida en los últimos años. Yo no estaba para responder preguntas.

Creí que el mal humor me duraría toda la noche. Pero no: Gracias a una fantástica velada con mis personas maravillosas el enojo se fue al carajo. También contribuye mi edad; soy viejo ya para tomar las cosas demasiado en serio. Eso y el tequila.

Ahora que vengas a visitarme (a mis territorios) te voy a recibir como te mereces. Faltaba más. (Risas grabadas).

Publicado por Pável 23 de Julio 2004 a las 04:26 AM