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24 de Agosto 2005

...

¿Alteraciones como las producidas por ciertas sustancias?

¿Alteraciones como las producidas por acontecimientos traumáticos?

¿Alteraciones como las producidas por estados hipnóticos?

¿Alteraciones como las producidas por ver una mala película?


Alteraciones, como las producidas por un efecto secundario del insomnio).

Escrito por Pável, 3:42 PM

23 de Agosto 2005

... Las singulares experiencias de Jung le llevaron a pensar que debía existir alguna razón que llevase a los individuos a convivir con las fantasías atemorizantes; que por algún motivo nos asaltan imágenes tanto involuntarias como inquietantes. Así concibió que era inútil tratar de luchar contra los pensamientos más desagradables, morbosos y siniestros que el cerebro (“alma”) generaba. Tratar de negarlos desencadenaba en neurosis y demás psicopatologías. Aceptar esta parte oscura, “inconsciente”, e integrarla por completo a la psique era lo mejor y ésa debía ser la parte del proceso psicoterapéutico. El total contacto, aceptación e integración de nuestra “sombra” era lo que él llamaba “proceso de individuación”.

Pero, ¿cómo se formaban estas visiones? ¿De dónde venía el material para su elaboración, si muchas de ellas parecían demasiado alejadas de la experiencia cotidiana de los individuos?

El profundo interés de Jung por la religión le llevó a transitar este camino. Se puso a estudiar los paralelos entre las visiones y sueños de diversos individuos en diferentes culturas, así como los símbolos surgidos en distintas épocas y latitudes a lo largo de la historia. Por supuesto, como todo aquél que busca encuentra, Jung encontró las similitudes que buscaba. Ató los cabos que llenaban sus expectativas. Dio con el concepto de inconsciente colectivo y aquí se alejó de la escuela psicoanalítica tradicional. Creyó que los seres humanos compartimos cierto bagaje predeterminado. Este bagaje que compartimos como especie se manifiesta a través de símbolos. Algunos de los símbolos más recurrentes, significativos y poderosos son los llamados arquetipos. Por ejemplo, en muchos sueños y visiones aparecen figuras de autoridad, figuras maternas, figuras salvadoras, figuras heroicas, figuras amenazantes. Estos personajes son los arquetipos. El reconocimiento de los arquetipos nos lleva al contacto con el inconsciente colectivo, y facilita el proceso de individuación.

Uno de los arquetipos más importantes es la representación de “lo opuesto”, el arquetipo llamado “anima” en el caso de los hombres, y “animus” en el caso de las mujeres. Aunque Jung, al igual que Freud, no parecía hacer mucho caso al género femenino, así que más bien hablaba de anima. Simpáticos muchachos.

Enfrentar al anima, integrar lo opuesto, es una de las etapas fundamentales del proceso; es un trámite, un puente hacia la individuación. El anima surge de la sombra, con la cual estaba confundida en principio. El anima se convierte en la guía definitiva hacia el inconsciente colectivo y sus arquetipos.

Por supuesto, ciertas imágenes femeninas son las portadoras de la imagen del anima. Podemos reconocerlas también en ciertas personas. Pero la activación en nosotros del anima y los demás arquetipos requiere de ciertos momentos especiales; la activación del arquetipo se basa, probablemente, en una modificación del estado de la conciencia.

Alteraciones...

Escrito por Pável, 3:30 PM

15 de Agosto 2005

...Jung nació en 1875 en una pequeña comunidad suiza. Su padre era pastor protestante, y de pastores protestantes estaba llena también la familia de su madre. Paso su infancia entre iglesias y presbiterios. Su vida cotidiana transcurrió sin muchos sobresaltos, a excepción de una época de dificultad económica que llevó a su padre a solicitar una beca para que pudiese continuar sus estudios universitarios. Se graduó en medicina en Balisea y se especializó en psiquiatría con una tesis sobre fenómenos ocultos.

En contraste con su apacible cotidianeidad, su vida “interior” siempre estuvo llena de curiosas anécdotas simbólicas; de imágenes, fantasías y visiones que le asaltaban con frecuencia durante la vigilia y que le provocaban a la vez noches de insomnio empleadas en intensas meditaciones.

Algunos ejemplos:

-En el primer sueño que recuerda, entre los dos y tres años de edad, un enorme falo le aterraba mientras escuchaba a su madre gritar: “¡Es el antropófago!” Resulta que por un juego de palabras, por una mala comprensión en un rezo que le fue enseñado, él creía que Jesús era un antropófago. Qué bonito es el idioma alemán.

-Siendo un niño asustadizo y angustiado, un buen día talló en su regla de madera una especie de viejecillo, lo pintó de negro y lo ocultó en el ático de su casa. Cuando se sentía frágil o con necesidad de confortarse, visitaba su obra y se sentía poderoso. He de confesar que yo le saco punta a mis lápices con un cuchillo de carnicero; sentado en un rincón a medianoche y a la luz de las velas, pero lo de Jung ya comenzaba a oler raro.

-Al inicio de su adolescencia un compañero de clases lo empujó; Jung cayó golpeándose la cabeza. El golpe no fue tan grave, pero él fingió que sí; se quedó tirado por un largo tiempo en el piso. Luego utilizó el incidente como pretexto para faltar durante meses a clases. Comenzó a fingir desmayos. Más tarde los desmayos fueron reales. Hasta que escuchó involuntariamente a su padre preocuparse demasiado por él. Se sugestionó, los desmayos cesaron y regresó a sus actividades normales.

-Cierta temporada después del incidente anterior, se le metió a la cabeza que él llevaba una doble existencia: Por una parte, era un chico común que seguía más bien a regañadientes la vida normal de un joven de su edad. Pero por otro lado (su “personalidad 2”) era alguien en contacto con una divinidad, con un nivel de conciencia en plena expansión.

-Alrededor de los 12 años tuvo el famoso e impactante sueño con la catedral de Basilea; una pesadilla cargado de imágenes blasfemas, escatológicas, que involucraban a dios, y que no describiremos aquí porque claro, tenemos que cuidar el buen gusto. Las imágenes lo perturbaron tanto que le provocaron tres noches seguidas de insomnio en las cuáles se preguntaba porqué dios le ponía esas pruebas. Finalmente, cuando hubo aceptado las imágenes, comprendió que había descubierto algo sumamente importante en el campo de las patologías psicológicas: La aceptación de nuestros asuntos desagradables, chocantes, perturbadores, era un camino necesario para producir cambios terapéuticos. Aún así, el sueño de la catedral le provocó una duda que le persiguió toda su vida: Quizá dios era algo espantoso.

Después de estas anécdotas de infancia y juventud que perfilaron sus investigaciones, siguió su larga y productiva etapa profesional; el desarrollo completo de su teoría, los encuentros y desencuentros con Freud, su militancia en la sociedad Eranus, etc. Pero las ensoñaciones e imágenes involuntarias le seguían persiguiendo:

-Hacia la parte media de su vida le preocupó estar desarrollando una psicosis, y se dio cuenta que podía controlarla mediante manifestaciones artísticas; pintar, esculpir...

-Como consecuencia de un infarto cardiaco, Jung reporta haber hecho un viaje astral, en el cual salió inclusive del planeta Tierra. Su médico le hizo “regresar” a su cuerpo, lo cual le deprimió mucho.

Al final de su vida sus obsesiones abarcaron, desde las injusticias divinas que se describen en el Libro de Job, hasta una explicación de los OVNIS y el estudio de los números.

Para rematar con sus disparatadas vivencias, hay quien asegura que justo en el momento de su muerte un rayo cayó sobre árbol de su patio, bajo el cual solía meditar. El árbol quedó marcado.

Como podemos apreciar:

Jung, toda una cabecita loca...

Escrito por Pável, 3:01 AM

11 de Agosto 2005

(En efecto, las ideas de estos dos viejillos siempre fueron causa de hilaridad durante nuestras épocas universitarias. Aún ahora sus seguidores fanáticos e incondicionales no mueven más que a la risa loca o a la insufrible pena ajena.

Si bien ambos contribuyeron en gran medida a poner bajo los reflectores temas antes intocables por la sociedad victoriana, en el balance final ellos quedan lejos de ser considerados científicos y progresistas, por contradictorio que pudiese parecer. Dogmáticos ante sus propias ideas y métodos, tremendamente convencidos de sus propias verdades; autoritarios y poco críticos ante su trabajo, ambos son actualmente el ejemplo de lo que un científico no puede darse el lujo de poseer: Soberbia.

Sin embargo, si dejamos la ciencia a un lado y nos entregamos a un insano esparcimiento, podemos conceder que tanto la obra de Freud como la de Jung nos pueden proporcionar una buena distracción leídos con la debida disposición de ánimo; esto es, si no los tomamos muy en serio.

Personalmente siempre he preferido a Jung, a su vida e investigaciones. En su biografía se encuentran elementos que fascinarían a más de un novelista. Su historia personal es una hermosa paradoja; un hombre profundamente atormentado por la contradicción interna que representó para él la religión y la ciencia.

Pobre Jung; su solemnidad intensificó su complejo de culpa. No fue más que un hombre poseído por un demonio muy poderoso. Todavía así, agradecemos sus valiosas investigaciones documentales; su estudio comparativo de las religiones, los símbolos, la alquimia. Nos proporciona suficiente material para encontrar un hilo conector en esta narración aparentemente dispersa...

Escrito por Pável, 2:13 PM

1 de Agosto 2005

Primavera del 2000. Entrada de la biblioteca de la Facultad de Psicología. Mérida, Yucatán.

(Vanessa está sentada en el piso, leyendo. Tiene en sus manos mi colaboración para la revista literaria. Cuando llego junto a ella levanta la vista y sonríe).

VANESSA:
Me gusta esto, aunque no lo entienda del todo.

YO:
Bueno, yo tampoco entiendo mucho; fue casi un ejercicio de escritura automática. Me desperté en medio de un sueño y me puse a escribir lo que recordaba.

VANESSA:
¿Sueño? Parece pesadilla.

YO:
Sí, tienes razón, creo que más bien pesadilla. O una mezcla, no sé. Recuerdo partes aterradoras pero el final fue extrañamente sereno. En fin, de ahí viene la mayoría de las imágenes de la narración; el petróleo devorando el océano, el cielo de color violeta, los huracanes...

VANESSA:
¿Y el título?

YO:
El título. La conversión de Ariel. Se me ocurrió que una visión apocalíptica podía ser el reflejo de un cambio interno muy fuerte. Como el de un hombre convirtiéndose en un ángel, o viceversa. De ahí la parte final que habla de una mutación. Todo eso fue escrito de manera más consciente y le puse "prefacio" porque sospecho que es el inicio de algo mucho más largo y elaborado. Pero si quieres saber una cosa, hay un elemento que me intriga mucho: ¿De dónde demonios salió lo de Buenos Aires? ¿Y por qué alguien dice que volverá ahí? ¿Por qué una niña? Eso fue parte del sueño.

VANESSA:
Yo no sé... Jung dice que los arquetipos se presentan en los sueños...

(Miro a Vanessa con una sonrisa irónica. Ella sabe que para mí las teorías de Freud, Jung y sus demás compadres son tan serias como el último chiste de pepito)

Escrito por Pável, 3:54 AM