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1 de Agosto 2005

Primavera del 2000. Entrada de la biblioteca de la Facultad de Psicología. Mérida, Yucatán.

(Vanessa está sentada en el piso, leyendo. Tiene en sus manos mi colaboración para la revista literaria. Cuando llego junto a ella levanta la vista y sonríe).

VANESSA:
Me gusta esto, aunque no lo entienda del todo.

YO:
Bueno, yo tampoco entiendo mucho; fue casi un ejercicio de escritura automática. Me desperté en medio de un sueño y me puse a escribir lo que recordaba.

VANESSA:
¿Sueño? Parece pesadilla.

YO:
Sí, tienes razón, creo que más bien pesadilla. O una mezcla, no sé. Recuerdo partes aterradoras pero el final fue extrañamente sereno. En fin, de ahí viene la mayoría de las imágenes de la narración; el petróleo devorando el océano, el cielo de color violeta, los huracanes...

VANESSA:
¿Y el título?

YO:
El título. La conversión de Ariel. Se me ocurrió que una visión apocalíptica podía ser el reflejo de un cambio interno muy fuerte. Como el de un hombre convirtiéndose en un ángel, o viceversa. De ahí la parte final que habla de una mutación. Todo eso fue escrito de manera más consciente y le puse "prefacio" porque sospecho que es el inicio de algo mucho más largo y elaborado. Pero si quieres saber una cosa, hay un elemento que me intriga mucho: ¿De dónde demonios salió lo de Buenos Aires? ¿Y por qué alguien dice que volverá ahí? ¿Por qué una niña? Eso fue parte del sueño.

VANESSA:
Yo no sé... Jung dice que los arquetipos se presentan en los sueños...

(Miro a Vanessa con una sonrisa irónica. Ella sabe que para mí las teorías de Freud, Jung y sus demás compadres son tan serias como el último chiste de pepito)

Publicado por Pável 1 de Agosto 2005 a las 03:54 AM