« Unos petarditos | Página principal | »

25 de Diciembre 2006

Mérida. Es cierto, es día de asueto. Aún así, me quiero imaginar que en la mayor parte de las calles se mantiene esta calma. Una calma extraña, usualmente acentuada por el bochorno, que lo mismo embota el pensamiento que anestesia las urgencias.
No me hago demasiadas ilusiones tampoco. Recuerdo que poco antes de marcharme el centro ya estaba convulsionado por el ruido. Casi todos los días pasaba por la calle 65, la esquina de las Dos Caras. Era un desastre, una violencia auditiva atroz. Ahora me cuentan que el tráfico está cada vez peor. No me cuesta trabajo creerlo, siendo las avenidas tan angostas. No me gustaría presenciarlo. Por eso hoy me considero afortunado, al parecer he escogido bien el día. Inclusive el calor, para mi sorpresa, es mesurado. Esto me permite recorrer el Paseo de Montejo; y no necesariamente recordar, sino adornarlo con los pensamientos actuales. Hasta que me topo con la banca donde me veo sentado, siete años atrás, con el rostro adusto. La misma banca donde alguna vez se cagó sobre mi diario abierto un murciélago, rescatándome de alguna inútil y severa meditación.

Publicado por Pável 25 de Diciembre 2006 a las 01:23 AM