« Se acabó la diversión | Página principal | Mujeres: Se acabó la diversión »
26 de Enero 2005
El primer pensamiento
Me quedé al pie de la escalera. Apareciste.
Pude haber meditado que la catedral de C, a unos treinta kilómetros de distancia, tardó seis siglos en ser construida. Que sus torres se elevan casi 160 metros por encima de la ciudad. Que los cadáveres de tres reyes-sabios famosos fueron transladados ahí desde Milán, después de haber pasado por Constantinopla y Saba. Que detrás de su altar mayor es donde se encuentra el relicario de dos metros de oro y plata macizos, conteniendo los cráneos de los tres personajes en sendas cajas forradas de terciopelo. Que cada uno de los huesos está envuelto en seda, dentro de lo que se considera el sarcófago más grande del mundo, de 350 kilogramos de peso.
Pude haber meditado esto porque era el tesoro que iba a presenciar a la mañana siguiente. Pero mi error fatal fue no estar ciego cuando apareciste.
Diste el primer paso hacia abajo. Ahí se derrumbó la catedral de C. Con tu mano izquierda recogiste los rizos que cubrían la mitad tu rostro. Ahí desapareció por completo la historia de la cristiandad. El cabello que cubría tu sonrisa. La sonrisa que pulverizó al imbécil que tenía planes. Y antes de decir algo, suspiraste.
En ese momento quiso haber en mi interior un pequeño congreso de todos mis otros yos, cínicos y desvergonzados, que giraban a mi alrededor dándome palmaditas burlonas en la frente al son de "A ver pendejín: ¿Qué estabas diciendo el otro día, eh?"
Cuando al fin pude articular una frase en mi interior, el primer pensamiento fue definitivo:
"Estoy jodido"
Apareciste. Y aún no habías dado el segundo paso.
Publicado por Pável 26 de Enero 2005 a las 05:39 PM