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12 de Abril 2004
Exactamente bajo el sol
Un punto preciso, sobre la playa.
En algún lugar entre los trópicos. O en el Caribe.
Brigitte toma el sol. Recorre en su memoria lo que ha vivido hasta el momento. No es poco a pesar de ser tan joven. Todavía hay mañana, pero no hay que pensar en eso. Que los ocasos y los amaneceres, que la luz hundida en el mar nos envuelva y nos haga olvidar lo que tememos. Que la arena pulverice las imágenes indeseables, que la visión de los cuerpos nos haga recordar porqué vivimos (¿por qué?) Ahora hay palmeras, y gaviotas, y reflejos, y detrás del mar no importa. La casa no importa ahora.
Un niño pasa corriendo detrás de un gran balón de colores. Mientras lo persigue, el niño parece inmensamente feliz, como si su sonrisa impulsara sus piernas, todo su cuerpo, su espíritu. Como si la sonrisa fuese el espíritu del niño. Brigitte observa al niño alcanzar el balón, abrazarlo fuerte. Apenas si lo puede rodear con sus brazos. E inexplicablemente la sonrisa del niño desaparece. Es sólo un segundo, pero el gesto es claro. El niño cierra los ojos, abraza.
Brigitte voltea, no quiere entristecerse. Y al volver la mirada se encuentra con un cuerpo masculino. Hay poca gente, y casi a todos los ha visto en el hotel. Él también estará. Seguramente irá al bar en la noche. La única noche que importa, la de hoy.
Nos amaremos el tiempo que dure una canción
Yo me alejo aventando el balón nuevamente, tan fuerte como puedo.
Publicado por Pável 12 de Abril 2004 a las 03:05 AM