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17 de Octubre 2003

Un camino circular y sin principio

Irreparabile.JPG


Just because you feel it, it doesn’t mean it’s there
Radiohead


« On parlait aussi de cauchemars collectifs. Des relations anciennes et dignes de foi... narrent que tout un régiment, des villes entieres, des groupes humaines de toutes catégories, ont subi le même cauchemar. Ces phénomènes relévent des mêmes conditions psychiques qui sont à la base des épidémies psychiques médiévales, de la flagellation grégraire, de la croyance populaire à la possession et à la sorcellerie, etc. »

« Se hablaba también de las pesadillas colectivas. Relatos antiguos y confiables reportan que todo un regimiento, ciudades enteras, grupos humanos de todas las categorías tenían súbitamente el mismo sueño. Estos fenómenos explicaban lo que hoy en día se explica mediante las condiciones psíquicas que se encuentran en la base de las epidemias psicológicas medievales, la flagelación colectiva, la creencia popular en la posesión y la brujería, etc.”

Dr. Jolande Jacobi
Los demonios durante el sueño

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1158 Intenté decirte acerca del sueño. Los espejos no poseen un lado afuera y un lado adentro; esto sucedería si su forma fuese plana y bidimensional. Pero los espejos son cilíndricos. Un solo espejo maestro nos rodea.

Un espejo para cada mónada. Nadie conoce sus dimensiones y se camina y se respira dentro del espejo; lo llevamos alrededor de nosotros, pocas veces sospechamos su existencia. Algunos clarividentes, en momentos especiales de sensibilidad extrema, vacilan cuando miran hacia el frente intuyendo la presencia del muro invisible. Pero nunca conciben el encierro casi total que existe alrededor de ellos. La incomunicación. Somos presa de un sueño colectivo y este sueño (¿pesadilla?) nos hace parte de la ilusión colectiva llamada vida.

1159 Casi total. La única salida disponible a esta jaula invisible se encuentra sobre nuestras cabezas. La altura es considerable. Nadie ha escapado y nadie, nadie, lo hará.

1200 Intenté decirte acerca del sueño, es decir, acerca del espejo. Si yo soy parte del sueño o fui creado por tu desesperación, es un concepto tan válido como sospechar que nunca fui creado. Que nunca salí de las otras dimensiones del espejo. Que estoy detrás o adentro todavía. Lo que no puede ser posible es lo siguiente: Que haya sido yo quien te haya creado a ti. Puesto que yo soy un capítulo más de tu libro, no es factible que a partir de aquí emanen los demás capítulos, las demás prolongaciones de tu desesperanza. Si tú me creaste también escogiste el momento para hacerlo. Nada fue casual. Por ejemplo, no fue casual que estuvieses sangrando. Sin tu sangre no hubiera existido la pregunta que me dio identidad: “¿No te importa la sangre?” Mis actos no serían posibles sin ella. Y sin tu invitación.

1201 Así que tendré que recordarte lo que olvidas todos los días. Tus sueños.

1202 Recuerdo que la primera vez que soñaste conmigo me veías en tu balcón, junto a ti. Fumabas y me contabas una historia. Pudiste darte cuenta en aquel momento de mi naturaleza, pero el espejo a veces funciona como una cortina de confusión. Hubo un dato significativo: No había luna, cuando todos los almanaques la pronosticaban llena. El espejo creó a las nubes y me mantuvo a salvo.

1203 La siguiente vez que me observaste tenías 3 velas de Salomón en el piso de tu recámara. La gata quería salir. Luego ella vomitó sus entrañas. Te miraste a ti misma leyendo las vísceras con tranquilidad. Esta insensibilidad debió ser una señal también de que estabas en medio de una ilusión. Te recuerdas escuchando un réquiem. Allí repetí las palabras que una vez pronunciara a la mujer de Pilatos.

1204 Sólo porque lo sientas no quiere decir que existe.

1205 Te mirabas caminar en medio de las calles condenadas al desahucio. Muchas sogas unían los balcones atravesando las estrechas calles, como si una telaraña se hubiese formado entre los edificios a fuerza de abandono. La luna. De repente me encontrabas de espaldas. Mi besabas y hacías una pregunta. La respuesta era “Todas las mujeres y todos los hombres”. Me alejaba caminando y te perdías en el laberinto fortuito de las calles; en la maraña cuya voluntad propia era ocultada nuevamente por el espejo. Cuando los hombres construyen sus ciudades, realmente los laberintos distorsionan los planos y las calzadas de forma imperceptible y aciaga; los arquitectos son víctimas del código genético, son un vehículo para la supervivencia de la especie de los caminos torcidos. Por eso cada individuo inmerso entre las calles de una ciudad está perdido para siempre, carga a cuestas con su confusión y el espejo le impide ser presa de este sufrimiento adicional: Se cree libre.
Te perdías y de las sogas descendían ratas; de las alcantarillas perros que comenzaban a seguirte.


1206 Entrabas a mi casa y algo oculto en las paredes, en el aire, te estremecía. Me pedías que sometiera el departamento a una limpia. ¿Y si fuese yo?

1207 Después tú me veías sentado en el piso, metiéndome cocaína. Luego tú, sofocándote y necesitando una inyección. Sentías mi mirada recorriendo el pequeño estuche donde guardas tus jeringas. Me sentías fascinado presenciando su preparación. Dos al día para vivir.

1208 En tu sesión el terapeuta intentaba provocarte: Quizá tu enfermedad fuese inexistente. Qué esperanza. Quizá él fuese inexistente; quizá la silla, el reloj, el azúcar en la sangre, los recuerdos rabiosos, los niños vulnerados, las casas sucias, las calles desesperadas, las inyecciones de insulina, los lubricantes, las despedidas, las pérdidas, las sábanas y los amantes.

1209 En el siguiente sueño un libro apareció en tu casa. Allí se encontraba información acerca de la enfermedad mental. El libro aparecía en el mismo momento en el cual yo aparecía. Estábamos sentados en un parque, y si lo recuerdas bien, yo te dije dónde se encontraba el libro; debajo de qué mueble, mirando hacia qué dirección, sin haber estado nunca en tu hogar, pues todavía no me invitabas. Pero el cerebro (igual que hace con los recuerdos de todos los sueños) reconstruye esta memoria de tal manera que todo fluya de manera lógica, para eliminar la perturbación.

1210 En la siguiente escena me escuchas preguntarme si tu nombre es real. Después de todo, tus primeras palabras fueron falsas. Intentaron serlo. “Ese no es mi nombre”, dijiste, pero te equivocabas. No sabemos cuál es tu nombre, porque en el sueño no nos llamamos igual siempre, y nuestras mentiras son verdades inmutables en el otro lado del cilindro. Ahora no sabemos y estamos como al principio, pero no hay motivo para angustiarse. Tú me creerás a mí porque no tengo manera de ocultar quién soy; el mismo a uno y otro lado del espejo.

1211 Siempre estoy confesándote mi identidad. No estoy en el centro del espejo cilíndrico que te rodea, pero debería haber maneras de que pudieras hacer contacto conmigo. Cuando estuvimos desnudos frente al espejo me revelé otra vez, pero algo te impidió mirar la imagen. El espejo en ese baño era bidimensional, común, tangible. El nerviosismo, que nunca se presenta en ti, hizo que siguieras ese camino circular y sin principio que es la casa invisible. Si por un segundo tu mirada hubiese buscado tu cuerpo en el espejo terrenal lo encontraría; si hubiese buscado el mío la visión se llenaría de vapor, de ceniza, de incredulidad, de espanto, de nada.

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Publicado por Nôd 17 de Octubre 2003 a las 11:53 PM