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30 de Septiembre 2002
Damnificados
Para los yucatecos, quienes nunca tendrán damnificada la dignidad.
Casi olvidado. Casi había olvidado lo que es estar acostado con una persona enferma de la cabeza. O, si no enferma, al menos que no está bien. Yo mismo no estoy muy bien, así que se imaginarán la combinación. A las 3 de la mañana, en una especie de trance sonámbulo, ella comenzó a decir que yo era una buena persona, pero que debía tener cuidado; que el conocimiento no podía alejarnos de dios. De dios. Siempre me pareció de mal gusto meter a ese señor en una conversación de cama, así que escuché sólo un fragmento del discurso y luego miré al techo, intentando concentrarme en el juego de sombras que provenían de la luz intermitente del candil; las persianas abiertas, mi ventana, Ciudad de México, mucho frío y mucha lluvia, sirenas y viento afuera.
Los signos. Una mañana a la entrada del metro vi dos pájaros tirados sobre el pavimento. Entré al metro. Una hora después, y de vuelta a la superficie, vi a 15 personas tiradas sobre el pavimento. Simulacro de temblor.
Ese 19 de septiembre (aniversario de los terremotos del 85, que destruyeron esta ciudad) se decretó una contingencia ambiental. Vi fotografías de los pájaros muertos en Tlalpan. Recordé los que había visto en la mañana.
Al salir del trabajo me dirigí al Ángel, en Reforma. Me senté sobre las escaleras, de frente al castillo de Chapultepec, a observar el tráfico nocturno. En una de las esquinas se sentó una mujer joven, y de improviso se puso a sollozar. El sollozo pronto devino amargo llanto. Seguí mirando el espectáculo del tráfico, allí enfrente.
Ojo satelital. De pie frente a un puesto de frutas en el mercado, un domingo. Mientras Luis revisaba con la seriedad de un inspector las frutas a llevar, una foto de satélite en el periódico llamó mi atención. Luis, esto no se ve nada bien El huracán ya estaba casi sobre la península de Yucatán. La imagen de 16 años atrás, con el huracán Gilberto vino a mi mente en aquel momento. Era la misma. Compramos el diario y nos apresuramos a llegar a casa para leerlo. No se veía bien. Pero a esas alturas de la semana ya nada estaba bien.
Las razones del NO. Estaba sentado alrededor de una mesa, compartiendo el alimento con unos desconocidos. Debatían acerca del plebiscito organizado por el gobierno, para decidir sobre los segundos pisos. ¿Votarás por un <> o por un <
En esta ciudad hay 4 millones y medio de automóviles registrados. Registrados. Hagan cuentas: Le toca a 4 autos por yucateco (la familia de Jorge Carlos ya tiene 3 así que no entra a la repartición.) Es lo suficientemente irónico para documentarlo: En esta ciudad (en este planeta) tener automóvil es casi un signo de barbarie, en lugar de civilización. A menos que sea absolutamente necesario, un automóvil para una persona joven y sana físicamente no sólo es superfluo, sino en ciudades como ésta, hasta criminal. Pero dejemos a un lado la posesión del auto, olviden el duro epíteto de criminales. La manera como se utiliza, es lo más grave del asunto. Ahí entonces sí, hablemos de un uso criminal.
En muchas ciudades europeas se promueve el uso del transporte público y se desalienta el uso de automóvil particular (a veces los europeos pueden ser un poco más civilizados que nosotros en ciertos aspectos. Sólo a veces, y en ciertos aspectos... zooropa) Ya lo sé: Nuestro trasporte público es espantoso. Pero de eso se trata: ¿Por qué no invertir el dineral que se llevarán los segundos pisos en mejorar o construir un verdadero servicio de transporte público eléctrico? ¿Por qué no iniciar un programa permanente de educación en las escuelas preprimarias y primarias para el uso del transporte público en detrimento del automóvil? La UNAM y el Politécnico tienen propuestas para unidades eléctricas de transporte, así como para redes de vialidad. ¿Por qué no ponerlas en práctica?
Dicen que los segundos pisos son una opción para mejorar la calidad del ambiente en el Valle de México. Busqué opiniones de expertos (arquitectos, ambientalistas, urbanistas, ingenieros) y traté de encontrar opiniones a favor y en contra para hacerme una idea. La abrumadora mayoría está en contra. Si es que existen razones sólidas a favor de la construcción, entonces dichos expertos están muy calladitos, o el gobierno no supo hacer los argumentos públicos. Por eso voté NO.
El miércoles 22 de septiembre la decisión ya había sido tomada: Sí a los segundos pisos. Primero fue el frustrado aeropuerto, después esto. Es tan triste. En menos de dos meses, le habían asestado dos golpes de muerte a esta ciudad. ¿De muerte? Ya no sé lo que digo. Esta ciudad de alguna manera es ya un cadáver, literalmente. Siento que hay que volver a destruirla para poder comenzar de nuevo. Por eso ilustramos este párrafo con el grabado alquímico de la obtención de la piedra filosofal mediante la corrupción de los metales (el señor dentro de la esfera es la alegoría de un metal.) Quizá el renacer de las cosas, hombres, ciudades, ideas, tenga que pasar por la degradación total. Pero ¿cuál es la degradación total?
La semana siguiente a Isidore. Lo que me parece grave es el silencio... creo que en los medios del centro del país no le han dado la dimensión que realmente tiene. Luis hablando acerca del estado de las cosas en Yucatán después del huracán. Es difícil no caer en el amarillismo en una situación como ésta. Más cuando nuestros medios de comunicación tienen la nada loable capacidad de volver amarilla hasta la nota más insulsa.
Llamadas telefónicas en los días posteriores al huracán. Logro contactar a algunos, no a otros. No hay electricidad para enviarles un mail. Entonces espero.
Quiero decirte que mientras tú estabas en la cama con esa mujer, tembló. Se movieron las cortinas, se movieron los postes de luz. Eran las dos de la mañana. Luis contándome el temblor, comiendo un chocolate. Luis contesté, yo dormía en ese momento.
Dormía.
Correo. Recibí un correo electrónico esa mañana. No sé porque cuando aparece la palabra quimioterapia en la vida de alguien me detengo por un momento, cierro mis ojos y dejo que las imágenes pasen, y después de las imágenes llegan las palabras, y después de las palabras levanto mis manos y sólo atrapo una de ellas al azar y siempre me quedo con la misma, quizá porque es ella la que más se repite en este juego aleatorio: La palabra misterio.
Lo inevitable. Del 26 al 29 tuve un ataque de tristeza insuperable. Racionalmente estaba directamente relacionado con mis dos ciudades. Lo quisiera o no estaba ligado emotivamente a ambas. Dos ciudades despedazadas, desarticuladas en diferentes dimensiones. Una de esas mañanas me encontraba en el aeropuerto. Sentado en los pasillos me traía un poco de tranquilidad observar a las personas en tránsito, a punto de desplazar sus vidas siquiera por unos momentos a sitios diferentes, donde de todas formas no podrían escaparse de ellas mismas. Salí a caminar por el bulevar: Miles de automóviles, cientos de puestos callejeros, humo mezclado con aceite, la insufrible contaminación sonora, táctil, olfativa, y el sol ni siquiera pensaba en aparecer por ningún rumbo. El metro cerrado me obligó a permanecer todavía más en la superficie; el paso de trailers sobre mi cabeza me llevó a más imágenes post-apocalípticas, como si el fin del mundo se condensara en una escena de oscuridad envolviendo a humanos con los rostros cansados, marchitos, cuidándose a cada momento para no ser arrollados por las máquinas y por su desolación. Allí supe que las ciudades tienen dos espíritus que surgen directamente del comportamiento de sus habitantes: Un espíritu de adaptación, que es un motor constructivo que pretende encontrar en la naturaleza una aliada en la vida; y un espíritu de dolor, un sentimiento oscuro que proviene de las mismas transformaciones que hacemos a la naturaleza para vencer el insoportable sentido de aislamiento que nos engulle. Así, nuestras relaciones con la vida sólo pueden ser duales, y al mismo tiempo que necesitamos adaptarnos al entorno, sólo lo logramos mediante la vía de la destrucción. ¿Destruimos la vida para asegurarnos la nuestra? ¿A qué clase de lógica absurda corresponde esta premisa?
Por la noche le contaba del acceso de tristeza a Luis, quien sugirió para mayor efecto ponerme a escuchar a godspeed. Le confesé: Los estaba escuchando al caminar por el bulevar, esa mañana sin sol.
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Ese poblado no existe en el mapa. Tendrá unos 1, 500 habitantes. Yo, explicándole a ella las características de su próxima residencia. Espera, creo que tengo un mapa amplificado de esta región Fui por él. La referencia más próxima era Dijon. Deben hablar un francés rarísimo ahí... es casi la frontera con Suiza y Alemania Súbitamente me acordé y sonreí. En estos momentos Valde debe estar trabajando fuerte para que los suizos se adapten a él, y no viceversa. No dije más.
Tus pulmones aguantarán. Los de las aves pequeñas, no.
<<<<<<< COMERCIAL >>>>>>>>
"Quiero que me digan porqué ningún jugador auspiciado por Nike figura en las listas de los controles antidopaje".
DIEGO MARADONA, ex futbolista argentino
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<<<<<<<< FIN DEL COMERCIAL >>>>>>
Hago un recuento: Contingencia ambiental, segundos pisos aprobados, amago de huelga en el sector energético, dos temblores, caída del peso frente al dólar, el peor huracán en la historia de Yucatán, quimioterapia.
Las buenas: Manifiesto de los intelectuales norteamericanos contra la guerra, y una marcha de civiles en el mismo sentido.
La policía rehusó dar una cifra de manifestantes."Cambien el régimen de Bush", se podía leer en las pancartas. "La paz es patriótica", "No a la guerra por el petróleo", "No en nuestro nombre, no con nuestros impuestos", afirmaban otros carteles.AFP
Marchas en otros lugares del mundo alcanzaron sin embargo mayor resonancia que las realizadas en la capital federal estadounidense, con más de 100 mil activistas, legisladores y personalidades.
AFP
Mail de Russell. Nunca he sido bueno para combinar las penas con el alcohol, así que mejor guardo el que tengo para avivar la llama de la esperanza. Venga la charla.
30 de septiembre de 2002
Escrito por Pável, 1:10 AM