« La cantidad (1) | Página principal | »

15 de Mayo 2006

La cantidad (2)

Lunes 1 de mayo, 2006. Ciudad de México. 23.14 hrs.

Hoy por la tarde era un buen momento para dejar en claro muchas cosas. Para tener un instante de reflexión en medio de diez o quince mil personas, que son muy pocas para ese lugar; el Zócalo de la Ciudad de México. ¿Pocas comparadas con qué? Es la pregunta obligada cuando hablamos de cantidades.

Comparadas con las más de doscientas mil que estaban allí hace cinco años haciendo exactamente lo mismo que hoy: Escuchando la arenga del hombre enmascarado con pipa. El que estaba parado a unos metros de mí sobre el templete. Tan cerca que podía dispararle sin errar el tiro.

Además de esta diferencia cuantitativa, que algo significa, existían otras diferencias evidentes entre ambos momentos. La más sustancial es que hace cinco años no había una legión de hombres con machete escoltándole. Hace cinco años había entusiasmo en vez de tensión. Hoy no percibía más que esto, además de cansarme de los habituales despistados, en su mayoría extranjeros, que encuentran más bien folclórico el asunto y que debían sentirse bastante revolucionarios por estar ahí.

Decía que era buen momento para aclarar cosas y tal vez se resumen a una pregunta: ¿En dónde estoy parado? Quiero decir; en esa tierra oscura llamada espectro político, ¿hacia dónde van mis simpatías? Pensé en asuntos espinosos para hacerlo más sencillo y me otorgué respuestas concretas. Me dije por ejemplo: Estoy a favor del aborto. Estoy a favor del matrimonio entre homosexuales, de su derecho a adoptar hijos. Estoy a favor de la despenalización de la mota. Estoy a favor de la libertad de cultos (puedes adorar a una barra de mantequilla, si eso te hace feliz y no me perjudicas). Creo más en la educación que en la moral.

Visto lo anterior, difícilmente alguien podría catalogarme como un simpatizante de derechas. Pero entonces ¿por qué me sentí hoy tan lejano al hombre de la capucha? ¿De aquél que recorre el país intentando crear un auténtico movimiento de izquierda "desde abajo"?

¿Por qué me sentí más lejos hoy a cinco metros, que hace cinco años cuando él era un punto negro difuso en el templete? ¿Por qué sus palabras y sus actos me son tan ajenos ahora?

“Hasta morir, si es preciso” Así comenzó su discurso, en medio de los machetes.

No le reprocho jugar el juego que está intentando; quizá sea inteligente desde su perspectiva. Pero la inteligencia, como los licores: Depende con qué se combinen. Y en la ciudad, en el país, está puesto un elemento para hacer un cóctel explosivo: Rencor. Ahora hay mucha gente enojada, además de los que de por sí ya viven eternamente encabronados.

Y entonces en mi cabeza le pregunté directamente al de la pipa: ¿Cómo puedes sugerir comenzar una nueva izquierda rodeado de los símbolos que hoy te rodean? ¿Cómo puedes siquiera ignorarlos, diciendo lo que estás diciendo?

¿Cómo puedes estar parado ahí, junto a una bandera de la Unión Soviética?

¿Cómo puedes estar hablando junto a un retrato de Stalin?


¡De Stalin!


Le dije todo esto con ese sentimiento tan mexicano que nos pone al borde del llanto y de la risa loca al mismo tiempo. Podría ser más tragicómico si agregásemos el retrato de Trotsky todavía con el piolet incrustado en el cráneo, junto al retrato de Stalin. Y me faltaría el de Fidel, claro. El de Chávez no, porque ya lo usó demasiado el PAN en sus jueguitos de mugre.

Pero el de la capucha no me escuchó. Estaba demasiado ocupado diciendo que íbamos a derrocar al supremo gobierno. Estaba demasiado ocupado diciendo que le iba quitar la educación a los ineptos y mediocres para encargársela a los universitarios. Estaba demasiando ocupado diciendo que iba a sacar a la iglesia católica del país. Que le iba a quitar todo a Slim para dárselo a los trabajadores, a Carlos Slim quien de repente se convirtió en uno de los hombres más odiados de México. Otro signo de ese rencor que flota en el ambiente.

“Hasta morir, si es preciso” Así comenzó su discurso y esta frase fue repetida al menos una docena de ocasiones. Junto a un retrato de Stalin.

Entonces vi que era un momento adecuado, levanté mi mano y disparé. Una, dos, tres veces.


-----------------------------------


Este capítulo incluye fotos o video


Publicado por Pável 15 de Mayo 2006 a las 01:48 PM