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9 de Mayo 2005

Alguna veces uno se levanta con el ánimo de repartir esas frases pesadas, cargadas de dramatismo, lacónicas y definitivas; tales como “esta ciudad no es para ti”, “no tenemos futuro”, “las diferencias nos separan”, “será lindo y terminará”, “no hay azúcar”, etc. El problema se presenta cuando dichas frases no tienen destinatario cercano ni motivo preciso. De poco sirve lanzarlas a la perra cuando a estas horas de la mañana ella sólo tiene en mente “Dame mi comida” y cosas por el estilo. Por suerte, estos pensamientos tortuosos pueden ser minimizados si alguien tan simpático me pregunta:

“¿Tú también tomas té?”

Yerba santa.

Publicado por Pável 9 de Mayo 2005 a las 12:34 PM