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3 de Abril 2005
La oportunidad perdida de Juan Pablo II
Como mucha gente en este país, fui bautizado y criado en la tradición católica. Casi podría decirse que fui un niño bastante comprometido con la fe y los rituales católicos. Pero años más tarde, durante mi adolescencia, me negué a tomar el sacramento de la confirmación. Como muchos a esa edad mis dudas sobre la Iglesia como Institución tomaban fuerza.
Es la hora en que se proclaman las virtudes del papa polaco: Su lucha contra el comunismo, sus actos de contrición por los errores de la iglesia, sus dotes de estadista.
Pero hubo algo que tuvo oportunidad de hacer y no hizo: Ayudar a mejorar las condiciones de vida de millones de personas en Latinoamérica apoyando la Teología de la Liberación. Postura en cierto modo comprensible dada su fobia personal al comunismo. Si bien al final de su papado algunas de sus críticas más fuertes se dirigieron hacia el capitalismo salvaje, en el momento preciso no actuó para frenarlo utilizando su influencia sobre millones de personas. Su anticomunismo le cegó y frenó al mismo tiempo, y no sólo eso: Se encargó de combatir la idea de que la Iglesia podría mejorar la vida en esta tierra. Para los pobres del mundo, el mejor consuelo sigue siendo la esperanza de una vida eterna en otro lugar llamado paraíso.
Esta oportunidad perdida, así como sus posturas acerca de las mujeres, hacia los métodos anticonceptivos y hacia los homosexuales constituyen el lado oscuro de su mandato que debe ser recordado junto a sus virtudes, y puesto en la balanza de sus obras.
Personalmente, cuando salgo a la calle y miro todavía el fanatismo de la gente (adorando apariciones divinas en una papaya, por ejemplo) y su terrible sumisión y pobreza, no puedo más que sentir una especie de reproche hacia la Iglesia católica. Tienen poder y no lo han usado para mejorar el mundo en la medida en la cual podrían hacerlo. Vivo en un país que no me ha permitido, ni me permite, sentir admiración por Juan Pablo II.
Publicado por Pável 3 de Abril 2005 a las 03:38 AM