« Motor | Página principal | Nieve »
15 de Enero 2004
Interminable
Qué extraña se ve ahora la mañana nublada, después de muchas horas sin dormir. Como si el inicio del día se detuviera, inclusive el tráfico habitual de estas horas parece congelarse, cual paisaje emotivo para acuarela de pintor en ciernes. Recargo el rostro en la ventanilla y escucho esa tonada dulce de piano; una melodía lejana que habla de separaciones dulces, sin aspavientos ni traumas. Dos jóvenes con patines pasan entre los autos vendiendo periódicos y tarjetas telefónicas; la bruma matinal aún permite ver los rascacielos pero no las montañas. Saco un poco la mano para sentir la caricia gélida de enero; con la otra mano me cubro los ojos como si recordar o inventar historias me doliera, adoptando una falsa pose de patetismo que acaba por arrancarme una sonrisa. El agente de tránsito intenta ordenar el caos con parsimonia; en las líneas de su rostro se puede leer una casi resignación ante lo inevitable, al igual que puede leerse en los rostros de los automovilistas la uniformidad del tedio. Con los ojos cerrados me elevo en medio de todos estos vehículos y desde lo alto contemplo un día de semana frío, monótono e incierto como otros, pero con las notas de piano que me arrancan un suspiro tan interminable como el tráfico de esta ciudad y mi nostalgia.
(Close me in the dark, let me disappear
Soon there'll be nothing left of me
Nothing left to release...)
Publicado por Pável 15 de Enero 2004 a las 07:34 PM