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19 de Enero 2007

Una supuesta escasez de maíz ha traído al país de cabeza durante las primeras semanas del año. El aumento del precio en la tortilla a su vez ha provocado especulaciones en el precio de otros alimentos de consumo básico. Lo irónico del asunto es que la escasez de maíz procede de Estados Unidos, país del que depende en buena medida nuestra producción de tortillas. Las mentes más calenturientas andan diciendo que ahora los gringos usan el grano para producir etanol, previendo una probable crisis de energéticos.

Suponemos que a la mayor parte del gabinete el asunto les tiene sin cuidado; asumiendo que sólo consuman pan, y marca Bimbo además, para acompañar sus sagrados y católicos alimentos. El único que debe estar con los calcetines caídos es el Secretario de Economía, don Eduardo Sojo, quien hace un par de días declaró que él no puede hacer ni máiz por controlar los precios.

-Esas declaraciones son completamente irresponsables; si no puede controlar los precios, que renuncie. Para eso le pagan.

respondió indignado un responsabilísimo, finísimo e incólume Emilio Gran-Boa Patrón, ese prócer.

Hoy el gobierno ha anunciado que siempre sí puede hacer algo por regular los precios, y ha pactado un monto de ocho pesos con cincuenta centavos para el kilogramo de tortilla. Esto es, un aumento de 40% respecto al mes pasado.

Mientras aparecen responsables de todo este desastre, al menos es bueno identificar a los aliados en tan espinoso asunto. El orondo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público descartó que la dependencia a su cargo esté involucrada directamente en la resolución del alto costo del kilo de tortilla. Dice que él no fue, que ni lo miren. Que si por él fuera, la tortilla sería gratis.

Aquí le creemos por una sencilla razón: Al licenciado Russell Gonzáles y a un servidor nos consta que al señor Cartens le gusta echarse sus taquitos de maciza en conocido restaurante frente al Centro Cultural Helénico, por los rumbos de San Ángel. Imposible que don Agustín participara en crueles intrigas que atenten contra el populacho; él sería el primer afectado.

Para acabar, y siguiendo con el mismo tema, nuestra vieja conocida Ana Rosa Payán ha hecho tremendo berrinche después de perder la candidatura para el gobierno del Estado de Yucatán. Ha renunciado a su partido, el mismo PAN, después de una larga militancia. Ni tardo ni perezoso el PRD local (ese intento de partido de izquierda) ya empezó a coquetearle. Y miren que no hay mayor signo de desesperación que llegar al grado de coquetearle a esa mujer. Por aquí seguiremos de cerca ese proceso, que junto con a las elecciones francesas podrían determinar el curso de la economía mundial durante los próximos años. Je.

Publicado por Pável 19 de Enero 2007 a las 03:11 PM