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11 de Noviembre 2004

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-Ahora regreso, tardo menos de un minuto- dijo él y bajó del auto. Ella se quedó sentada. Pensaba que era bueno tener amigos como él. Nobles. A veces aburridos, cierto. Pero quería creer que él era una de sus pocas certezas. Quería creer que siempre estaría allí, cuando ella necesitase. Se portaba tan bien con ella. Sí, un amigo. ¿De cuántos hombres en su vida podía decir lo mismo? Con muchos se lleva muy bien. Bueno, pensándolo bien sí tenía más amigos. Pero ninguno como éste. Incondicional. Aburrido a veces.

¿Y sus amantes? Repasarlos mentalmente era como hurgar en otros expedientes. Y encontes cerró los ojos. Buscó. Tuvo una extraña acumulación de imágenes, momentos, olores, sensaciones. Sonrió. No cambiaría nada, absolutamente nada de lo que había vivido hasta el momento. Ningún desengaño, ninguna traición, ninguna desilusión le quitaría de la memoria lo que en ese momento experimentaba. Allí estaba todo, sólo tenía que cerrar los ojos y evocar los instantes con cada uno de los hombres de su vida. Se extrañó: Por alguna razón, esos momentos estaban ahora en su mente como si fuesen uno solo. Sintió su piel erizarse. Lo disfrutaba.

Él la encontró con los ojos cerrados, sonriendo.

-¿Lo ves? Menos de un minuto. ¿En qué piensas?

-No... en nada.

Publicado por Nôd 11 de Noviembre 2004 a las 03:09 PM