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22 de Diciembre 2003
Operación Aeropuerto IX: El distribuidor vial
Dos horas, cuarenta y cinco minutos.
Ya nadie puede dudar que de cada viaje al aeropuerto de la Ciudad de México surge un guión para una película muy larga y muy mala. En esta ocasión, estuve metido en un taxi durante dos horas y cuarenta y cinco minutos, gracias a la conjugación de dos factores:
1. Mi taxista no tenía más de 16 años y conocía la ciudad tanto como yo conozco el alfabeto cirílico.
2. El megadesmadre del tráfico generado por la construcción de un distribuidor vial.
Viernes a las seis y media de la tarde, abordé el vehículo para estar tranquilamente en el aeropuerto al filo de las siete. Mi vuelo saldría a las 9:30 de la noche. Llegué a las nueve con quince minutos.
La típica frase con la cual es recibido uno al abordar un taxi en esta ciudad es "usted me dice por dónde", y los choferes hacen esto principalmente para detectar incautos y poder aumentar la cuenta del taxímetro. Pero el tipo que me recibió este viernes REALMENTE no sabía por dónde rayos ir al aeropuerto. Al llegar a cada esquina preguntaba "¿me sigo derecho?" Yo lo guié por la ruta habitual. Pero no contaba con las obras del distribuidor vial de Zaragoza. Malhaya. "Finalmente" se nos cruzó en el camino uno de los taxis del aeropuerto y solté unas de las frases que uno siempre quiere pronunciar: SIGA A ESE TAXI.
Si estás por las avenidas de noche y observas el cielo, las estrellas se te habrán perdido. No os preocupéis: Mira a tu alrededor; derecha, izquierda, hacia el frente, hacia atrás. Hasta donde tu vista alcance a llegar, verás las luces; los focos de los autos detenidos, rumiando hasta el próximo cambio de semáforo.
Publicado por Pável 22 de Diciembre 2003 a las 07:06 PM